Redacción Central, 25 mar (PL) Muchos republicanos abandonan hoy el barco del presidente George W. Bush preocupados ante la posibilidad de que la baja popularidad del gobernante afecte su aspiración de reelegirse al Congreso estadounidense en noviembre próximo.
Imposibilitado de llevar adelante su agenda de gobierno, el panorama se ve ensombrecido más aún para los republicanos por los continuos errores de su administración.
Las críticas a la conducción de la guerra en Iraq, la reacción ante el desastre de los huracanes, los déficit presupuestarios y otros problemas, causaron una caída de la aceptación de Bush a un nivel sin precedentes de 36 por ciento.
Lo único que mantiene a los legisladores cerca del gobernante es su condición de recaudador de fondos. Pese a su declive en las encuestas es aún el más exitoso buscando dinero para el partido.
Pero, su baja popularidad obliga a los candidatos a mantener distancia del número uno del gobierno.
Por ejemplo, en una cena privada en Pittsburgh, el jefe del gobierno recolectó fondos destinados a la campaña del senador Rick Santorum, republicano por Pensilvania.
Sin embargo, el legislador, en desventaja frente al demócrata Robert Casey, no apareció en público con el gobernante.
Incluso, en el Congreso se negó a apoyar el acuerdo para que una empresa de Dubai controlara seis importantes puertos estadounidenses y plantea algunas objeciones a la guerra en Iraq.
Estrategia o no, lo cierto es que los republicanos dan la imagen de abandonar la nave de Bush.
Durante la actual ofensiva del gobernante para levantar su imagen también se vio un "distanciamiento" de los dirigentes partidistas.
Así, durante su discurso en Cleveland esta semana para hablar sobre Iraq, los republicanos de Ohio se negaron a asistir, entre ellos, el senador Mike DeWine, quien lucha por su reelección.
Lo mismo ocurre con el vicepresidente Richard Cheney. Durante una gira a Newark, Nueva Jersey, para apoyar la recaudación de dinero destinado a la elección al Senado de un candidato republicano, este apareció cuando el vicepresidente se marchó.
Es indudable que el Comité Nacional Republicano aprovecha que la dupla Bush-Cheney cuenta con 74 por ciento de aprobación en la base republicana y entre los conservadores para obtener apoyo financiero.
Pese a que los republicanos cuentan con una bien engrasada maquinaria para sacarles el dinero a los estadounidenses, hay una creciente preocupación en sus filas.
Ahora son más los que dentro del partido de gobierno temen que se pierda la mayoría en el Senado, la Cámara de Representantes y en los cargos de gobernadores estatales.
El temor es alimentado también por las encuestas.
Según la televisora NBC y el diario The Wall Street Journal, ahora los demócratas ganarían 50 por ciento de los votos y los republicanos 37 por ciento.
No son muchos los asientos que separan a los demócratas de la mayoría republicana en la Cámara y en el Senado.
También existen 28 republicanos y 22 demócratas al frente de los estados, y 14 republicanos ponen en juego sus asientos, lo que permitirían a la oposición remontar varios puestos.
Los próximos meses Bush tendrá dificultades para adelantar su agenda en el Congreso y enfrentará una fuerte oposición, incluso de parte de sus correligionarios temerosos de hundirse en un barco que ya zozobra.
sábado, marzo 25, 2006
Republicanos en EE.UU abandonan el barco de "Mister Danger"
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