Caracas 16 feb. - El cotillón y el güisqui, animaban el matrimonio en La Esmeralda, templo del nuevo riquismo vernáculo.
Mientras que las consuegras hacían peripecias para que los invitados siguieran bailando y no se enteraran que la buena bebida se había terminado, la orquesta dejó de tocar. Se hizo un silencio momentáneo, se encendieron las luces y un cabello blanco resplandeció en el salón. Había llegado Tulio Álvarez.
Las señoras que estaban aburridísimas, como en sus años mozos comenzaron a temblar de la emoción, empujones, codazos, periodistas de medianoche, todas y todos querían tener la primicia de esa voz nacional. Celular en mano, relevando micrófonos. Preguntas, preguntas, ¿ Cuándo se va Chávez?, ¿ Hasta cuándo esta dictadura?.Respuesta demoledora: En el 2.050, si tenemos suerte.
Un saco negro sobre el respaldo de una silla, y un mesonero que estaba arrecho por las míseras propinas y que trataba de despertar a un solitario señor canoso que roncaba, eran los únicos testigos de esta patética película..
jueves, febrero 16, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario