Puesto que la negociación se prolongó por más de 21 meses caracterizados por insalvables desencuentros (comenzó el 18 de mayo de 2004) el gobierno de Alvaro Uribe firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) cediendo a las exigencias de Estados Unidos. Los ganadores son los textileros y algunos sectores de la industria manufacturera; el gran perdedor es el agro.
Los negociadores de ambos países sostuvieron maratónicas sesiones de trabajo durante todo el fin de semana, marcadas por el hermetismo y recesos de apenas unas cuantas horas, con el objetivo de superar los escollos en asuntos agropecuarios y medidas fitosanitarias y zoosanitarias. El cierre de la negociación ocurrió en la madrugada del lunes.
Según el ministro colombiano de Comercio Jorge Humberto Botero, su gobierno entrega al país un tratado “muy positivo”, pues cada parte veló por sus intereses e hizo concesiones “recíprocas”. Botero reconoció que el sector agropecuario se verá sometido a determinado grado de competencia, pero será a cambio del ingreso preferencial de toda la producción industrial colombiana, y sin restricciones, al mercado norteamericano. Falta saber cuáles han sido las concesiones en rubros críticos como el azúcar, la propiedad intelectual y los medicamentos, aunque se presume que son muy parecidas a las que hiciera Perú en diciembre.
De inmediato, entrarán sin aranceles al mercado colombiano la carne de res, el algodón, trigo, fríjoles de soja y frutas como manzanas, peras, melocotones y cerezas. Los gremios productores de arroz se preguntan qué ha ganado su país a cambio de la liberalización del cereal.
Desde el comienzo del proceso, gremios vinculados a la actividad agropecuaria del país sudamericano rechazaron el acuerdo porque están seguros de que perderán posiciones en el mercado local frente a la competencia estadounidense. Inclusive los productores de soya boliviana advirtieron del peligro que corren luego de la liberalización del mercado andino que mantiene preferencias para los socios de la región. Ahora está claro que las oleaginosas bolivianas estarán obligadas a competir en igualdad de condiciones con la producción subsidiada de EE.UU.
Ambos países no han logrado acuerdos concretos sino solo “compromisos” en cuanto a barreras sanitarias y fitosanitarias al comercio agrícola, incluyendo los procedimientos de inspección para la seguridad alimenticia en la carne de res, cerdo y pollo, mecanismos que permiten a la potencia trabar las exportaciones colombianas.
Otra promesa es la
creación de un grupo de trabajo que trabajará para facilitar el
intercambio de servicios profesionales, a través del reconocimiento de
títulos. Existen 72 proyectos de cooperación en diferentes áreas
temáticas, orientados a fortalecer la capacidad institucional pública y
privada para implementar el TLC y fortalecer la competitividad del
sector productivo.
Igualmente, la eliminación de cuotas y aranceles
es inmediata para los textiles y ropa siempre y cuando el producto
cumpla las reglas de origen.
El gobierno colombiano reservó una
cantidad de la contratación pública para las Pequeñas y Medianas
Empresas (Pyme), pero no precisó cifras.
Más del 80% de los
productos estadounidenses industriales se libra de aranceles de forma
inmediata, y el resto de las tarifas desaparecerán en un plazo de diez
años. El 99,9% del comercio de bienes industriales que produce Colombia
tendrá acceso inmediato con cero arancel al mercado de Estados Unidos.
El restante 0,01% corresponde a 17 subpartidas de calzado de caucho y
tres de atún enlatado.
El acuerdo amplía de forma inaudita los
derechos de los inversionistas estadounidenses en Colombia. Por
ejemplo, los capitalistas ya no tienen la obligación de contratar
empleados locales. Colombia abrió sustancialmente su mercado a todo
tipo de servicios, incluyendo los financieros; y decidió eliminar
paulatinamente las restricciones a televisión por cable, aunque se
mantuvo el requisito de presencia local, tipo de sociedad y porcentaje
máximo de inversión extranjera del 40% en televisión abierta (sujeto a
reciprocidad). Se permitirá el establecimiento en Colombia de bancos y
compañías de seguros de Estados Unidos a través de sucursales.
En
cuanto a la protección de los derechos de propiedad intelectual, el
acuerdo amplía las protecciones de programas de computación, música,
texto y vídeos, así como patentes y marcas registradas de Estados
Unidos.
Se acordó disminuir los costos y tiempos para la
exportación. El despacho de mercancías se realizará dentro de las 48
horas siguientes a la llegada de las mismas y sin traslado temporal a
depósitos. Se permitirá la retirada de las mismas antes de la
determinación final de los tributos aduaneros, previa constitución de
una garantía. Se adoptó un procedimiento aduanero separado y expedito
para los envíos de entrega rápida; eliminación de los límites de peso y
valor; y exoneración de tributos aduaneros para envíos menores a 200
dólares.
Estados Unidos compra alrededor del 40 por ciento de las exportaciones colombianas. En 2005, el comercio entre los dos países alcanzó los 14.300 millones de dólares, según cifras de la Oficina del Representante de Comercio Exterior de EEUU (USTR). Colombia es, además, el segundo mayor mercado agrícola para los productos estadounidenses en América Latina.
Lo que viene
En las próximas
semanas los negociadores deben publicar los textos en inglés y español
luego a una revisión legal. El TLC deberá ser ratificado por el
Congreso que resulte elegido en las elecciones colombianas del próximo
12 de marzo. En Estados Unidos, entre marzo y septiembre habrá sesiones
para homologar los textos, consultas técnicas e informes al Congreso
que debe ratificar el acuerdo comercial.
Colombia se subió al carro
de Estados Unidos, que, imposibilitado de imponer el Area de Libre
Comercio para las Américas (ALCA), se ha dado a la tarea de firmar
acuerdos bilaterales. En el área andina ya lo hizo con Perú en
diciembre y con Colombia a fines de febrero, y ahora falta que convenza
a Ecuador. Venezuela y Bolivia no participan porque creen que el
tratado perjudica más que beneficia a los países menos desarrollados.
Ya son ocho naciones latinoamericanas que suscribieron un acuerdo bilateral con Estados Unidos. El TLC más reciente fue firmado por los países centroamericanos. El representante de Comercio Exterior de EEUU Robert Portman declaró que el acuerdo con Colombia “es un componente clave de nuestra estrategia regional para avanzar el libre comercio en nuestro hemisferio, combatir el narcotráfico, fortalecer las instituciones democráticas y promover el desarrollo económico”.
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