miércoles, marzo 01, 2006

Soldados gringos quieren irse de Irak

Washington, 01 mar. -En medio de las crecientes acciones de la insurgencia contra la ocupación extranjera y el incremento de los conflictos internos en Iraq, en las tropas estadounidenses se generaliza hoy el deseo de regresar a casa.

Según el último sondeo de la consultora Zogby, casi tres de cada cuatro soldados norteamericanos desplegados en el país árabe considera que las tropas del Pentágono debían retirarse de ese territorio.

Incluso, casi dos de cada cuatro estiman que los 130 mil efectivos que mantiene Washington en Iraq deberían abandonar el país de forma inmediata.

De acuerdo con la encuesta, en la que también participó el Centro para la Paz y Estudios Globales de la Universidad Le Moyne, de Nueva York, un 22 por ciento de los militares entrevistados opina que correspondería embarcar el contingente en los próximos seis meses.

Una quinta parte de los uniformados se mostró proclive a retornar en el segundo semestre de 2006.

Sólo un 23 por ciento de los soldados dijo estar a favor de que las tropas de ocupación permanezcan el tiempo necesario en Iraq, como ordenó el presidente George W. Bush. El cinco por ciento dijo no estar seguro.

El sondeo fue realizado entre 944 militares, sin permiso del Pentágono.

Más de una cuarta parte de los consultados afirmó que la invasión a Iraq tuvo como finalidad vengarse del ex presidente Saddam Hussein por los atentados del 11 de septiembre de 2001, pese a quedar demostrada la inexistencia de nexos entre Bagdad y esos hechos.

En 2004, una comisión que investigó los ataques contra las Torres Gemelas y le Pentágono determinó que no existían elementos que vincularan al país árabe con esas acciones.

El 68 por ciento de los soldados entrevistados opinó que el verdadero motivo de la agresión armada fue sacar del poder a Hussein.

Sin embargo, el principal argumento utilizado por el gobierno de Bush para justificar la invasión fue la supuesta existencia de armas de exterminio masivo en Iraq, presentadas ante la opinión pública norteamericana como un peligro para la seguridad nacional.

Tras la ocupación del país, iniciada en abril de 2003, nunca fueron hallados tales portadores.

Ex funcionarios de la Administración Bush y ex oficiales de los servicios de espionaje denunciaron imprecisiones en los reportes de inteligencia utilizados por la Casa Blanca para presentar a Bagdad como una amenaza.

Desde que comenzó la invasión, en marzo de ese año, dos mil 298 militares norteamericanos muerieron en Iraq, la inmensa mayoría de ellos como consecuencia de acciones de la insurgencia.




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