La clase media rusa no espera nada bueno en 2006, creen expertos

 

En el año entrante, según opinan expertos, los enérgicos representantes de la clase media rusa tendrán motivos para protagonizar acciones masivas de protesta.

Boris Kagarlitskiy, director del Instituto de Problemas de Globalización: Las reformas están apuntadas a dos terceras partes de la clase media ($500 de ingresos mensuales por miembro de la familia). Serán la parte más peligrosa de los descontentos por ser personas todavía no entradas en años, enérgicas y capaces de emprender acciones colectivas.

Igor Bunin, director del Instituto de Ingeniería Política: En la política se ha formado el sistema concéntrico. Manteniéndose los institutos formales de la democracia, no existen contrapesos y frenos, el poder presidencial es el único en el país. El principal paradigma de la política económica es el liberalismo acompañado del reforzamiento del papel del Estado, sobre todo en el sector petrolero. Los ingresos derivados de las exportaciones de petróleo se canalizan a crear la imagen de un Estado de bienestar general y a adoptar algunas medidas de exhibición en los ámbitos de salud pública, educación, sector agropecuario, hipoteca.

Alexei Malashenko, miembro del claustro científico del moscovita Centro Carnegie: El año que viene, no se descarta el empeoramiento de la situación, relacionado con el reforzamiento de la lucha por el poder. Las promesas sociales tampoco pueden cumplirse en medio del crecimiento de la tasa de inflación y de una complicada situación económica. Cundirán los ánimos nacionalistas. La experiencia del partido “Rodina” ha mostrado que tales consignas son atractivas para la población.

Alexei Mujin, director del Centro de Información Política: El Kremlin procurará convertir el sistema multipartidista en monopartidista. El partido oficialista “Rusia Unida” tratará de adjudicarse el mismo papel que en su tiempo había desempeñado el Partido Comunista de la Unión Soviética, el de fuerza ideológica rectora y orientadora. La oposición tratará de unirse y organizarse, pero el Kremlin no ahorrará energías por desmembrarla, aprovechando las contradicciones entre los líderes e indisponiéndolos entre sí. Se articularán verticalidades en varias otras ramas: metalurgia, industria automovilística, industria diamantera, complejo militar industrial.