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La prensa europea comenta la victoria electoral de Evo Morales en Bolivia, registrando en general un giro de la región hacia la izquierda y un alejamiento de EEUU.
El FRANKFURTER ALLGEMEINE ZEITUNG, de Fráncfort del Meno,
editorializa: "Cinco gobiernos en ocho años, dos presidentes en dos años echados
del cargo por protestas callejeras: llamar a Bolivia una democracia es algo
frívolo. Por ello, la victoria del dirigente de los campesinos cocaleros Evo
Morales debe ser vista como lo que es: no un cambio de poder acompañado de
instituciones políticas estables y garantizado por éstas, sino una rebelión
pacífica de la mayoría indígena del país más pobre de América del Sur. El
levantamiento de los indígenas contra una pequeña elite blanca de orientación
occidental ha llevado a que por primera vez en la historia uno ellos se
transforme en Presidente."
Una apuesta socialista radical
EL DAILY TELEGRAPH, de
Londres, escribe: "En los últimos 30 años los latinoamericanos han dado las
espaldas a los generales, favoreciendo la democracia. Ahora aprovechan esas
libertades para hacer virar a la región hacia la izquierda. El envejecido Fidel
Castro, que sigue reinando sobre las ruinas de la revolución comunista, ha
hallado un aliado en la figura del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Éste, a
su vez, ha inspirado a Evo Morales, un indígena aymará, que ha ganado las
elecciones en Bolivia con una apuesta socialista radical.
En Brasil,
Argentina, Ecuador y Uruguay ya han surgido de elecciones gobiernos de
izquierda. Chile está a punto de tener el suyo y México le puede seguir el año
próximo. ... Esos cambios han sido acompañados por una creciente enemistad hacia
Washington, como debió experimentar George Bush el mes pasado en la cumbre de
Mar del Plata, en la que sus planes para crear una zona de libre comercio
panamericana fueron rechazados. Su gobierno pierde cada vez más pie diplomático
en la región."
No
es ninguna casualidad
El diario L'HUMANITÉ, de París, polemiza: "Esta
victoria del candidato de izquierda no es una casualidad en América del Sur. En
Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador y Uruguay han vencido fuerzas
progresistas, a pesar del policía norteamericano, que sigue considerando la
región como su propio patio. El presidente norteamericano, George W. Bush, tiene
en la mira las reservas de petróleo de América del Sur, al igual que las del
Oriente Próximo. A pesar de los escándalos registrados durante su presidencia y
la oposición de su pueblo contra su política bélica, nunca ha renunciado a
golpes traicioneros cuando se trata de imponer sus
intereses."
Rasgos
demagógicos y populistas
El NEUE ZÜRCHER ZEITUNG, de Zúrich, Suiza, escribe:
"Los indígenas, que en Bolivia son la mayoría, viven en su mayor parte en la
pobreza y prácticamente nunca se han beneficiado del crecimiento económico del
país, han depositado todas sus esperanzas y expectativas en Evo Morales. Éste no
ha demostrado siempre ser un amigo de las reglas de juego democráticas, sino que
tiene más bien rasgos demagógicos y populistas. Lo que se necesita de él ahora
no es su talento para polarizar, sino la capacidad de integrar un país cuya
sociedad está dividida por profundas diferencias... Bolivia no puede esperar
milagros de su nuevo presidente y sus recetas. Pero la expectativa es grande en
cuanto a los delicados actos de equilibrio y piruetas políticas que pueda
realizar en un futuro cercano."
Muchas cosas van a cambiar
EL
PAíS, de Madrid, opina: "Presumiblemente, muchas cosas van a cambiar tras la
elección de Morales, comprometido con las masas indígenas, opuesto a la política
de Washington, partidario de las movilizaciones callejeras como expresión del
poder popular y reiterado abogado de la nacionalización de los recursos
energéticos del país más pobre de Suramérica. La victoria de Morales, que gusta
de resaltar su amistad con Fidel Castro y Hugo Chávez, refuerza también
inequívocamente el viraje indigenista e izquierdista de una parte de la
región.
(...) Evo Morales va a tener enfrente a un Senado de mayoría
opositora, controlado por los nuevos gobernadores provinciales, ajenos en su
gran mayoría al MAS y elegidos por primera vez también en la jornada del
domingo. Y a poderes tan fácticos como la iniciativa privada y Estados Unidos,
cuya ayuda para eliminar las plantaciones de coca supone la décima parte del PIB
boliviano. El camino que elija para plantear decisiones cruciales, desde qué
hacer con los hidrocarburos hasta una Constitución que lidie con las
aspiraciones autonomistas de las regiones ricas y a la vez consagre la
redistribución de la tierra y los derechos de la sometida mayoría indígena, va a
marcar el nuevo rumbo de uno de los países más inestables de Suramérica."
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