La Pregunta de Fidel

Graciela Ramírez
Corresponsal de en Cuba

Ayer por la noche, casi de madrugada, Fidel se detuvo a saludar a los
trabajadores que laboran en la ampliación de la Tribuna Antiimperialista
José Martí, ubicada exactamente frente a la sucursal fascista de la Casa
Blanca en La Habana.

En esos instantes un grupo de periodistas extranjeros improvisó una rueda de
prensa. Fidel, a pesar de la hora avanzada y el viento que soplaba en el
Malecón habanero, respondió todas las preguntas que le formularon con enorme
paciencia y jovialidad. Ante la curiosidad que despierta la construcción
frente a la sede norteamericana, el Comandante de la Revolución Cubana
anticipó que se trata de una sorpresa, y como tal, no puede adelantarse pues
dejaría de serlo aseveró.

Entre las numerosas denuncias que realizó acerca de la hostilidad permanente
del gobierno norteamericano hacia el pueblo y la Revolución Cubana, una vez
más denunció que el país que dice estar en guerra contra el terrorismo
protege a terroristas internacionales como Orlando Bosh o Luis Posada
Carriles entre otros, dando a conocer nuevamente, la tenebrosa lista de
acciones criminales que tienen ambos.

Las palabras de Fidel suelen ser siempre una lección de moral para la
historia. En esta ocasión, además de cantarle mucho más que 40 verdades a
los fascistas que se esconden tras los cristales blindados de la embajada
del imperio, realizó una serie de preguntas que tal vez nunca se anime a
responder frente a su pueblo el gobierno norteamericano, la CNN o Reporteros
sin Fronteras.

Fidel preguntó: ¿Permitirá el gobierno de Estados Unidos que 150.000
norteamericanos pobres sean operados totalmente gratis en Cuba de Glaucoma,
Cataratas y otras enfermedades visuales graves? ¿Permitirá que los pobres
estadounidenses recuperen la vista como lo han hecho ya 176.000
latinoamericanos? ¿Les aplicará las multas millonarias que impone a los que
osan viajar en Cuba? ¿Impondrá las trabas que aplica a grupos humanistas
como los Pastores por la Paz?

Queda hecha la propuesta ante los ojos del imperio, ante las voces del
mundo. Sin cartelitos lumínicos ni grandilocuencias. Como siempre, como
suele hacer esta revolución generosa, sin pedir nada a cambio, solo hacer el
bien a los pueblos hermanos, en este caso, los que menos tienen, los más
olvidados, los numerosos pobres del pueblo norteamericano.

A pesar del acoso constante al que está sometida la pequeña isla, a pesar
del recrudecimiento de las provocaciones, esta Cuba heroica vestida de verde
olivo, que no descansa jamás y luego de esta charla improvisada seguiría
trabajando por la humanidad, volvió a tender su mano ancha y su corazón
inabarcable, siempre puro de verdades insoslayables, siempre tierno, siempre
solidario.