Santiago de Chile, 24 Dic. ABN.- El debate en torno al apoyo a la candidata oficialista Michelle Bachelet en la segunda vuelta presidencial contra el abanderado de la derecha opositora, Sebastián Piñera, dividió esta semana a la izquierda chilena.
Las diferencias están centradas en torno a tres posiciones: los que no votarían por ella, quienes sufragarían por temor a la instalación de la derecha en La Moneda, y los que apuestan por un apoyo, pero condicionado al compromiso de la candidata sobre importantes temas sociales.
Según una nota de Prensa Latina el primer segmento es encabezado por el aspirante de Junto Podemos, Tomás Hirsch, y otras organizaciones de la izquierda radical que no ven muchas diferencias entre ambas candidaturas, en lo que se refiere a la administración del modelo neoliberal.
"Me declaro en abierta oposición y discusión con la derecha y la Concertación, responsables ambos de la instalación y el mantenimiento del actual modelo político, social y económico, que tantos sufrimientos ha provocado en nuestro pueblo", afirmó Hirsch.
En el centro de este debate se encuentran organizaciones y sectores de la izquierda independiente, integrado por académicos, ex dirigentes estudiantiles y del mundo gremial que están dispuestos a apoyarla, no tanto por simpatía, como por temor a la derecha.
Representantes de "Fuerza Social y Democrática", "Nueva Izquierda" y "Asamblea Democrática" expresaron esta semana su apoyo a la abanderada de la Concertación en segunda vuelta, pero recalcaron que esta medida no los hace parte del bloque oficialista.
Tras reunirse con la candidata, un grupo de dirigentes de estas agrupaciones, encabezados el presidente del Colegio de Profesores, Jorge Pavez, y el ex dirigente universitario Felipe Melo, llamaron a la ciudadanía a no marginarse de las urnas.
"Es el único camino que tenemos ahora para detener a la derecha", expresó Melo, quien hizo un particular obsequio navideño a la ex ministra de Defensa: un cuadro con el signo "no virar a la derecha".
En un análisis publicado hoy en La Nación por la "Nueva Izquierda", un notable grupo de personas, en su mayoría dirigentes y jóvenes egresados de centros estudiantiles, exhortaron a la izquierda a no permanecer indiferentes en la histórica coyuntura.
"Ante la posibilidad efectiva de que la derecha acceda al Gobierno de forma democrática por primera vez en medio siglo-, no podemos permanecer impávidos y las críticas y diferencias que tenemos con el oficialismo no pueden obviar lo que esto significaría", advierten.
Destacan entre las consecuencias "una mayor precarización del empleo, represión social, acelerar la depredación ambiental, el aumento de la desigualdad en ingresos y oportunidades, políticas tributarias regresivas y la ratificación de la lógica privada e individualista".
Otras fuerzas dispuestas a apoyar a la candidata oficialista, pero condicionado a su compromiso de cumplir un grupo de demandas de carácter social, están encabezadas por el Partido Comunista y la izquierda Cristianas, integrantes también de Junto Podemos.
El PC y la IC, con más del cinco por ciento de votos, sometieron un pliego de demandas que incluyen un cambio al sistema electoral parlamentario, materias laborales, pensiones y desempleo, pueblos originarios, medio ambiente y derechos humanos.
Bachelet respondió con un rebuscado lenguaje que busca mostrar un tímido acercamiento a esas demandas sin levantar aprehensiones en sectores de la centro derecha demócrata cristiana, temerosa de ser vista como negociando pactos con los comunistas.
Su respuesta, aunque representa un avance significativo en temas de extrema prioridad, como el cambio del sistema electoral excluyente, no ha satisfecho del todo a los comunistas, quienes dejaron en suspenso el apoyo hasta recibir nuevas precisiones.
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