domingo, marzo 19, 2006

Historia del interrogatorio del FBI a un venezolano

El Diario Panorama presenta el testimonio de Miguel Tinker Salas, académico venezolano-americano, que fue interrogado por agentes del FBI en California. “Estaban interesados en establecer una correlación entre cuestiones de seguridad y terrorismo, asociando eso con la comunidad venezolana”. “Cuando se fueron dijeron que iban a seguir con eso”.

Dos hombres con apariencia de sabuesos, irrumpieron la tarde del pasado ocho de marzo en el despacho del profesor venezolano-americano, Miguel Tinker Salas, de la Universidad de Pomona, en California. Se identificaron como agentes secretos del FBI y empezaron a hacer agobiadoras preguntas al académico que ha recibido galardones como el “Premio a la excelencia en la enseñanza” de ese centro estudiantil.

“Me preguntaron sobre la comunidad venezolana en Estados Unidos, dónde se reúnen, cuáles son sus líderes, cuál es su posición política, querían hacer un perfil de la comunidad venezolana. Eso me incomodó a mí porque, de repente, una fuerza policíaca establece una correlación entre cuestiones de seguridad y terrorismo, asociando eso con la comunidad venezolana, me pareció fuera de lugar y de contexto. Mis alumnos se asustaron”.


La tarde californiana del ocho de marzo, en una oficina abarrotada de estudiantes, el profesor venezolano Miguel Tinker-Salas, de la Universidad de Pomona, se convirtió en la primera víctima directa de la intimidación del Gobierno norteamericano.

Dos funcionarios del Buró Federal de Investigaciones, (FBI, por sus siglas en inglés), entraron a su oficina a indagar sobre presuntas actividades relacionadas con su persona y el Gobierno venezolano.

En un acto de amedrentamiento, Tinker-Salas, profesor de historia latinoamericana en la universidad, fue sometido a un interrogatorio. Es el primer caso conocido de este tipo de método en la administración del presidente George W. Bush contra un venezolano.


Tinker-Salas concedió una entrevista telefónica exclusiva a PANORAMA desde San Juan de Puerto Rico, en el congreso de estudios latinoamericanos patrocinado por el Lasa, acrónimo en inglés de la Asociación de Estudios Latinoamericanos.

—¿Qué ocurrió con los miembros del FBI? ¿Cómo fue el encuentro?

—Yo estaba en mi despacho, en horas de consulta con mis alumnos, con la puerta abierta, cuando, de repente, pasan dos individuos que, por su apariencia física y su edad, obviamente, no eran estudiantes.

Se sientan afuera y comienzan a hablar con mis alumnos. Después que sale la alumna que está conmigo, los sujetos entran a mi despacho y se identifican como agentes federales antiterroristas.

Primero, comenzaron halagando mis credenciales, lo que me pareció medio raro, y después me hicieron preguntas sobre la comunidad venezolana en Estados Unidos, dónde se congregan, dónde se reúnen, cuáles son sus líderes, cuál es su posición política (...) es decir, querían hacer un perfil de la comunidad venezolana, lo cual me incomodó porque, de repente, que un grupo de inteligencia, de fuerza policíaca, estuviese interesado en una correlación entre cuestiones de seguridad y terrorismo, y asociando eso con la comunidad venezolana, me pareció fuera de lugar y de contexto.


—¿Ellos estaban identificados?

—Sí, ellos mostraron sus credenciales que decían “comisarios del condado de Los Ángeles”, asociados en un comité conjunto con el FBI.

—¿Cuánto duró la reunión?

—Cómo unos 20 o 25 minutos. Lo que pasa es que lo que hace el FBI es que ellos contratan o se unen en diferentes partes de Estados Unidos con la fuerza policial local para poder efectuar la investigación, pues dicen que no tienen suficiente personal. Ellos en varios casos, a través del país, se van ligando con policías, comisarios, sherriffs comunitarios, para hacer investigaciones.

—¿Cómo se sintió usted al respecto?

—Fue un alerta. Me incomodé porque obviamente es un espacio académico donde uno consulta con alumnos, especialmente en horas de la tarde, que están alumnos presentes. Ven entrar a gente que se identifican de inteligencia antiterrorista y eso comienza a crear una tensión. Los alumnos se asustaron, estaban intimidados, porque no entendían la presencia de estos individuos.

Ellos se identificaron conmigo pero no con los alumnos, eso es un punto muy importante, porque después que se fueron los alumnos me contaron que le habían comenzado a preguntar a ellos sobre mis clases, sobre si les gustaba mis clases, sobre lo que impartía. Pero eso es ya una invasión muy clara del espacio académico y la libertad académica de la cual, supuestamente, se goza en Estados Unidos.

—¿Le preguntaron algo fuera del aspecto académico, más en lo personal?

—Bueno, cuando comencé a retarles un poco sobre cuál era su intención, me responden que dónde fui a la escuela yo, que dónde me gradué. Es el caso porque eran preguntas que buscan averiguar si yo voy a mentir. En su portafolio tenían mi currículo, tenían mi perfil académico, mi foto y todo, ellos saben exactamente dónde yo fui a la escuela. Era una forma de trampa para ver si yo caía en ella, una forma de tratar de contradecir algo.

Uno tiene que ser muy cauteloso porque ya hemos visto otros casos en los Estados Unidos, a partir de la Ley Patriota y el Homeland Security, que usan las armas del Gobierno en la investigación para tratar de hostigar o intimidar a sectores críticos a la política norteamericana.

—Cuando ellos se fueron, ¿le dejaron alguna advertencia?

—Me dijeron que iban a seguir haciendo eso, porque yo no era el blanco de la investigación. Que no me preocupara que yo no era el blanco de la investigación. Pero que ellos iban a seguir desarrollando un perfil de la comunidad venezolana en la cual ellos hablarían con muchos más académicos.

Eso me alertó, porque tengo un colega venezolano que también es matemático. Inmediatemente le llamé y le pregunté, ¿a tí te entrevistaron?. Él me dijo, no, a mí no me entrevistaron. Entonces con más razón me preocupé porque obviamente ya era un señalamiento claro de que estaban escogiendo ciertas personas.

Recordemos también que otra parte de las preguntas que hacían era cuál era el contacto entre la comunidad venezolana y la embajada, el Gobierno o el consulado de Venezuela. Eso buscaba, de cierta forma, ligar a la comunidad completamente con cualquier mandato o edicto que salga de la embajada o del Gobierno. Y esto era parte de ese esfuerzo de ligar a la comunidad con el tema de seguridad y de terrorism—¿Por qué fue Usted el escogido?

—Yo he sido un crítico muy público de la política norteamericana, pero no solamente en Venezuela, sino en to
América Latina. Hace un par de semanas estuve en CNN en español, dando entrevistas en varios programas, he sido fuente para mucha prensa y radio en los Estados Unidos.

He sido un crítico muy fuerte de la política norteamericana pero en el contexto de una política fallida hacia América Latina: cuando se busca inocular a Venezuela, no solamente es Venezuela, también es Bolivia, es el caso del muro que quieren construir en la frontera (...) hay una política muy hostil hacia toda América Latina, no solamente el caso de Venezuela. Yo temía en ese contexto de que se estuviese señalando a una comunidad inmigrante, la venezolana, y asignándole una categoría a la cual ni pertenece, ni lo merece.

—¿Cuál ha sido la respuesta del mundo académico al interrogatorio?

—Ha sido muy positiva. En primer lugar, el presidente de la universidad fue severo en cuanto a las críticas que le hizo a la administración y al FBI, por haber invadido el espacio académico y por haber causado o poder causar intimidación.

La Asociación Nacional de Profesores en Estados Unidos ha criticado severamente esta acción de las agencias de inteligencia; en la página de la universidad de Pomona se puede ver la declaración del presidente y la declaración de la Asociación Americana de Profesores Universitarios, y también por parte de la sección venezolana del Lasa, inscrito en el congreso de estudios latinoamericanos de Estados Unidos, que hizo una declaración donde protesta la intervención de fuerzas de inteligencia en el mundo académico.

—¿Usted tiene alguna conexión con el Gobierno venezolano?

—Ninguna conexión. Yo soy un académico cuyas posiciones políticas son basadas en una investigación y en un contexto académico. Yo no tengo ni he tenido ningún vínculo con el Gobierno.

—¿Cuál es su lectura acerca de la política de seguridad que aplica la administración Bush?

—Como historiador yo puedo decir que me parece muy parecida a la que se hizo en los años 50 con el “mccarthismo”, puedo decir que se hizo también en los años 60 y 70 en los que muchos académicos perdieron su trabajo, además que se dio un clima hostil hacia las críticas, que manipuló el patriotismo como forma de buscar consenso y en esa forma buscar consenso para una política errónea, equivocada. Ése es el temor que tiene uno. Que en estos momentos, en los que las encuestas indican que la administración Bush tiene una aceptación muy baja, que la política de la guerra en Irak ha fracasado, que la política interna económica también ha fracasado, entonces se utilicen a las agencias de investigación y a la agencia de inteligencia como para tratar de crear intimidación y, como parte de esa intimidación, utilizar el patriotismo como factor para silenciar a la crítica pública.

Esto no solamente lo señalo yo, lo acaba de señalar el actor George Clooney, que recibió el Oscar por Syriana, en la cual indica claramente que se está usando el patriotismo para silenciar la crítica.

—¿Cuál es su visión acerca del proceso político venezolano en particular y el latinoamericano en general, sobre su izquierdización?

—Creo que en América Latina lo que estamos viendo ahorita en cierta forma es el resultado de 20 años de proceso neoliberal, en el cual la aplicación de una política neoliberal llevó a la quiebra de un proyecto político, llevó a la quiebra de un proyecto nación, y es lo que se está viendo.

No sólo es en Venezuela, porque Venezuela no es un caso excepcional. Aunque se cree la idea de que el país es un caso excepcional, las políticas de los últimos cinco o seis años demuestran que Venezuela comparte un proceso político latinoamericano, donde hay un acercamiento de fuerzas políticas que anteriormente habían sido silenciadas. El contexto de Venezuela es muy similar a lo que ocurre en Bolivia, en Argentina, en Chile, donde las instituciones políticas tradicionales han fracasado y, por lo tanto, han surgido nuevos movimientos, no muy definidos todavía, en proceso de cambio, pero con el cual se puede entender dentro del contexto de lo que pasó en los últimos 20 años.

—¿Usted considera que se siente amenazada la libertad de pensamiento en Estados Unidos?

—Sí, estamos viendo señas de cómo se está afectando ese pensamiento. Aquí en la conferencia de Lasa se prohibió a muchas personas la visa para venir a presentar su trabajo académico, y, por lo tanto, ahorita hay una propuesta ante el Lasa para que el próximo congreso, que son seis mil académicos no se realice en Estados Unidos, sino que se realice en México o en Canadá para que así puedan asistir personas de todo el continente sin que los Estados Unidos dicten quién puede venir.

Hay también casos de académicos con doctorado obtenidos en Estados Unidos, en Georgetown y en Texas, que se les prohíbe la visa para venir a impartir cursos.

Entonces sí creo que hay señas y procedimientos que nos llevan a una preocupación sobre cuestiones de seguridad académica.

Académico
Miguel Tinker-Salas nació en Caripito, estado Monagas, el 28 de noviembre de 1953.
El profesor Tinker-Salas es profesor de historia latinoamericana de la Universidad de Pomona, California, desde el año 1993.
Entre sus trabajos se encuentran La tesis del excepcionalismo venezolano: separando el mito de la realidad; Relaciones de poder y raza en los campos petroleros venezolanos, 1920-1940 y El inmigrante latino, inmigración latinoamericana y la panetnicidad.




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