sábado, enero 21, 2006

Un día de doble castigo contra Pinochet

Villa Grimaldi, la mayor cárcel secreta de la dictadura, donde estuvieron detenidas y fueron torturadas la recién electa presidenta socialista Michelle Bachelet y su madre, fue ayer la causa de un nuevo desafuero (el primero por tormentos) contra Augusto Pinochet.

Buenos Aires, Argentina, 21 de enero de 2006. Página 12. Informe por Virginia Scardamaglia. Una vez más, el ex dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990) fue desaforado por la Corte de Apelaciones de Santiago. Pero esta vez es especial. Pinochet está acusado de torturas y desapariciones de detenidos ocurridas en la mayor cárcel secreta de la dictadura, Villa Grimaldi, donde la recién electa presidenta Michelle Bachelet estuvo detenida junto a su madre, la arqueóloga Angela Jeria, en 1975. El caso tiene relevancia porque, si bien Pinochet ya tiene experiencia en el tema "desafueros", es la primera vez que se produce por torturas y desapariciones, y más teniendo en cuenta que los casos refieren al lugar donde estuvo detenida Bachelet. Sin embargo, la causa no incluye los casos específicos de la líder de la Concertación y su madre, ya que nunca quisieron presentar acciones judiciales.

De los 18 magistrados que forman el tribunal, 13 votaron a favor de quitar los fueros a Pinochet y cinco en contra. "La decisión ha sido adoptada por una mayoría contundente de jueces y eso indica que existe sospecha clara de la participación de Pinochet en estos delitos", declaró Hernán Quezada, abogado querellante de la causa. La defensa de Pinochet anunció, por su parte, que apelará la decisión ante la Corte Suprema, que debe pronunciarse también sobre el caso para que pueda proseguir por la vía judicial. Pero las denuncias contra el ex dictador son numerosas. En el pliego de acusaciones elevado ante el tribunal por el juez Alejandro Solís se señala que entre 1974 y 1975 se produjeron 36 desapariciones y 23 casos de tortura en Villa Grimaldi, de los que Pinochet es directamente responsable.

La legislación chilena establece que la pérdida del fuero no es aplicable en términos generales a todos los casos sino a cada denuncia en particular. Por ello, si bien tanto Bachelet como su madre estuvieron detenidas en el centro de detención, la resolución de ayer no incluye específicamente sus casos, sino los de personas que estuvieron detenidas junto a ellas. Lo cierto es que la futura mandataria chilena es partidaria de dar vuelta la página y mirar al futuro. Las acciones judiciales no estuvieron nunca en su agenda. En cambio, y sin buscarlo, el caso de su padre, el general de la fuerza aérea Alberto Bachelet Martínez, que murió de un ataque al corazón tras ser detenido y sometido a torturas, sí está involucrado en una acción judicial, ya que su caso está incluido entre los muchos presentados por otros militares de la Fuerza Aérea chilena. Sin embargo, como explicó a Página/12 Luis Narváez, del diario chileno La Nación, esa causa no ha registrado grandes avances.

Aunque el ex dictador ya ha perdido sus fueros en otros casos vinculados a violaciones a los derechos humanos durante su dictadura, esta es la primera vez que lo hace por torturas y desapariciones. Pinochet está desaforado en una causa por el asesinato de 119 militantes izquierdistas en la represiva Operación Colombo, en 1975, y en otro proceso por delitos financieros vinculados con las cuentas secretas que mantuvo en bancos del exterior, entre ellos el Banco Riggs. Además fue desaforado nuevamente por las 75 ejecuciones atribuidas a la Caravana de la Muerte, que en 1973 recorrió Chile realizando ejecuciones sumarias. El ex dictador permaneció en arresto domiciliario por 49 días por Operación Colombo y la causa de delitos financieros hasta la semana pasada, cuando pagó una fianza de casi 20.000 dólares y se trasladó a su residencia de descanso en la costa central de Chile.

Villa Grimaldi, el mayor centro de torturas que funcionó en Santiago en los primeros años de la dictadura, tiene especial importancia porque allí permaneció detenida y fue sometida a torturas Bachelet, de entonces 24 años, junto a su madre. Algunos años antes de ser secuestrada, había comenzado sus estudios de Medicina en la Universidad de Chile y entró a militar en la juventud del Partido Socialista (PS). Eran años de esperanza e incertidumbre para el gobierno de Salvador Allende, también médico ysocialista, líder de la Unidad Popular, la alianza de marxistas, socialdemócratas y cristianos de izquierda. Sin embargo, todo cambió con el golpe militar de 1973. El 10 de enero de 1975, Bachelet y su madre fueron detenidas por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), y llevadas al campo de prisioneros políticos Villa Grimaldi, donde la entonces estudiante de medicina pudo auxiliar a otras mujeres destrozadas por las torturas. La ahora presidenta electa fue dejada en libertad a los 12 días y su madre estuvo cautiva un mes. En ese momento se exiliaron en Australia, desde donde viajaron más tarde a la hoy desaparecida República Democrática Alemana (RDA).

Aunque Bachelet nunca reveló a qué martirios fue sometida, en una entrevista señaló que "la tortura es terrible, sobre todo desde el punto de vista psicológico porque te humilla". Quienes la conocen afirman que nunca quiso hablar de ello ni de la muerte de su padre, y que sólo lleva su dolor en privado. Su madre en cambio relató su secuestro y el paso junto a su hija por las celdas del centro de tortura en declaraciones a Radio Mitre. "Nos llevaron a una de las peores casas de torturas de Santiago", relató la mujer, quien después de la muerte de su esposo decidió junto a su hija colaborar con las víctimas de la dictadura con denuncias en el exterior y ayuda para los perseguidos que querían escapar del país. "Una de mis contactos fue detenida, la amenazaron con matar a su hijito y entregó mi nombre y el de mi hija", recordó. "Estuve una semana encerrada en un cajón, vendada, atada y sin alimentos", señaló Jeria.

Poco tiempo después, la mujer se encontró en el ascensor de su edificio con el hombre que la había torturado, ahora preso. "Cuando salimos de ahí le dije: ‘En algún momento voy a tener que hablar con usted porque nos conocemos de Villa Grimaldi. El se quedó helado y se fue’". Pero fiel a su estilo de dejar esos hechos en el pasado y seguir con su vida, agregó: "Después de eso nos evitamos. Pero un día me lo crucé y le dije que no lo odiaba por lo que hizo. A él se le llenaron de lágrimas los ojos y me agradeció. En ese momento, me sentí liberada", reveló Jeria. Ahora, 30 años después y aunque la familia Bachelet no lo haya buscado, Pinochet está a un paso de enfrentar los delitos cometidos en Villa Grimaldi, que tocan de cerca a la mujer que dirigirá desde el 11 de marzo las riendas de Chile.

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