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BAGDAD 29 Abr. - Treinta personas murieron, incluyendo a siete soldados iraquíes, cuando más de un centenar de rebeldes atacó el jueves a la policía local y a puestos militares en Baquba, dijo el viernes el ejército de Estados Unidos.
En una de las incursiones, los insurgentes atacaron una estación de policía y cinco puestos de seguridad con disparos de morteros, lanza granadas y pequeñas armas de fuego. Soldados iraquíes y la policía mataron a 17 rebeldes, informó el ejército de Estados Unidos.
Un soldado iraquí murió y dos resultaron heridos, agregó en un comunicado.
En otra operación, insurgentes también armados con morteros y lanza cohetes atacaron un cuartel general del ejército iraquí.
Cuatro insurgentes murieron y seis soldados iraquíes fallecieron en los enfrentamientos, que dejaron además a dos civiles muertos.
Aunque los ataques suicidas con bombas siguen causando daños en Irak, los insurgentes han estado lanzando cada vez más operaciones audaces contra objetivos de la policía y el ejército.
El ejército de Estados Unidos ha dicho que Abu Musab al-Zarqawi, el líder de Al Qaeda en Irak, ha cambiado sus tácticas para concentrarse menos en las tropas estadounidenses y cada vez más en ataques a los soldados iraquíes y las fuerzas militares que se entrenan para asumir las funciones de seguridad en el país.
En un video reciente, un enmascarado Zarqawi advirtió a los iraquíes que no se unan a las fuerzas de seguridad.
La policía de Baquba indicó a Reuters que las fuerzas militares de Estados Unidos han acudido en ayuda de la policía, pero la declaración realizada por el ejército estadounidense no mencionó ninguna intervención en la que hayan participado.
El ejército sólo aclaró que los soldados iraquíes habían "respondido rápidamente" a los ataques.
El mayor general de la policía, Ghassan Adnan al-Bawi, ha señalado que cinco policías murieron en los ataques cometidos por entre 400 y 500 insurgentes que duraron varias horas.
La retirada de las tropas de Estados Unidos de Irak depende del desempeño de las fuerzas militares locales entrenadas por los estadounidenses, quienes están luchando por detener los ataques suicidas con bombas y a la insurgencia en momentos en que ha aumentado la violencia sectaria.
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