Denuncia: Cooperativa de maletín invaden parcelas de campesinos en el municipio Jesús María Semprún

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Los parceleros del asentamiento campesino indígena Raúl Leoni, ubicado en el km 9 vía a Machiques – Colón, parroquia Jesús María Semprún, denuncian que les quieren invadir las tierras, señalando a los actores de este suceso con pelos y señales a la señora Yubri Romero de García junto a su esposo Antonio García y los ciudadanos Jacinto Anyolestri, Grei Urdaneta y Maribel Cruz, todos ellos escondidos en la figura jurídica de una cooperativa de nombre “Faraones de Juyaa”, donde actualmente poseen carta agraria por 3.850 hectáreas, cuyos limites o linderos no son especificados en los documentos, de qué manera lo consiguieron, no lo saben. “Estos señores actualmente viven en Maracaibo, pero de vez en cuando llegan por estas zonas campesinas donde desde hace dos años lo hacen con frecuencia”, afirmaron campesinos indígenas.

Con estas visitas frecuentes, tratan de comprar tierras a precio de gallina flaca a los campesinos. Ante la negativa de los parceleros de vender sus tierras a precios irrisorios, son amenazados de ser desalojados utilizando a la Guardia Nacional, acusándolos de ser narcotraficantes ante este organismo.

Estafa a la nación

El primer crédito que se le concedió a la cooperativa fantasma “Faraones de Juyaa”, fue otorgado por Fondafa por un monto de 150 millones de bolívares, para la compra de ganados, los campesinos se preguntan ¿dónde tienen ubicado el ganado? Ya que se compró un lote de ganados con sobre precios. Mientras que el segundo crédito fue aprobado a través de Foncedez por 6,5 millardos de bolívares, para la siembra de palma aceitera, donde ya se ha desembolsado 750 millones, con los cuales se compraron dos camionetas explores, último modelos, que son de uso exclusivo de la señora Yubri Romero y su esposo Antonio García, además de la adquisición de dos camiones usados marca Ford 750 y un tractor inoperativo, porque no se le consiguen los repuestos.

Los campesinos indígenas informaron que las personas antes mencionadas están denunciados en Sunacoop, por la exclusión de 28 socios sin el debido derecho de la defensa y con actas falsas de una supuesta asamblea general de socios.

“Ahora pretenden ellos justificar el dinero que ya gastaron, invadiendo nuestras propiedades, cuyas mejoras están hechas, sembrando en ellas palmas aceiteras. Estos señores no tienen tierras dentro de nuestros asentamientos, mucho menos mejoras. Por eso, les es más fácil ponerle precio a nuestro trabajo, alegando que son los únicos dueños de nuestras parcelas”, así lo dijeron Jerónimo Pacheco, Joaquín Atencio, Julio Rincón y Brígida Palmar, en representación del asentamiento campesino indígena “Raul Leoni”. De la misma manera, desmintieron las acusaciones hechas por parte de Antonio García, quien los denunció ante la Guardia Nacional, que no son narcotraficantes.

“Somos indígenas campesinos que con muchos sacrificios trabajamos estas tierras, la deforestamos con hachas y machetes, pasamos muchas necesidades, anteriormente no teníamos vialidad, ningún servicio público; nuestras casas están hechas de tablas y láminas de zinc, con techos de palmas y piso de tierra y qué podemos decir de nuestra alimentación que es yuca, arroz con sardinas, a veces un hervido de huesos de res, caraotas sola, fideos sancochado con sal, otra veces comemos cachicamo o iguana que cazamos en días cacería, con todo esto continuamos en nuestras tierras y de aquí nadie nos sacará, porque nos ha costado mucho sacrificio construir lo poco que tenemos”, así lo expresaron los representantes del asentamiento campesino indígena Raul Leoni.

Actualmente estas denuncias fueron hechas ante Defensoria del Pueblo, Comisión de Pueblos Indígenas de la Asamblea Nacional, Guardia Nacional del Sur del Lago, Procuraduría Agraria, Inti y Sunacoop, donde no han recibido respuesta alguna por parte de estos organismos del Estado venezolano, por lo que solicitan la revocatoria de la carta agraria de esta cooperativa de maletín que pretenden suscitar fuertes enfrentamientos que podría no estar muy lejos de un desenlace fatal que aún se puede evitar, ya que están “dispuestos a defender sus territorios con sus propias vidas”.