sábado, mayo 06, 2006

Aumentan las presiones para que Tony Blair deje el poder

Londres, 6 may (EFE).- El drástico reajuste del Gobierno acometido por el primer ministro británico, Tony Blair, ha contribuido a incrementar las presiones de sus correligionarios para que el líder laborista pase cuanto antes el testigo al actual titular de Finanzas y aspirante a su sucesión, Gordon Brown.

Blair cambió el viernes a varios ministros, incluidos los de Exteriores, Interior y Defensa, en lo que algunos diarios califican hoy de "escabechina" e interpretan como un intento desesperado de mostrar su autoridad y hacer olvidar los malos resultados en las municipales del jueves.

El líder laborista ha tratado de formar un equipo de fieles, una especie de guardia pretoriana, colocando a Margaret Beckett al frente de Exteriores, a John Reid en Interior y a Geoff Hoon como secretario de Estado para Europa.

Pero si Blair ha querido ganar tiempo con el reajuste, parece claro ahora que el tiro le ha salido por la culata porque son cada vez más quienes piden que ponga finalmente una fecha de caducidad a su estancia en Downing Street.

Así, ha comenzado a circular entre los diputados del partido una carta en la que se insta a Blair a aceptar el traspaso de poderes o exponerse a un desafío interno.

Dos ex altos cargos del Gobierno, Andrew Smith y Nick Raynsford, reclamaron en público la pasada noche el establecimiento de un calendario al respecto.

Quienes desean ver cuanto antes a Brown en el número 10 de Downing Street para intentar frenar la erosión del partido, manifestada una vez más en la derrota sufrida en las municipales, están enfurecidos por el hecho de que Blair no le consultara siquiera la remodelación del gabinete.

Blair y Brown discutirán este fin de semana el camino a seguir tras unos comicios en los que los laboristas perdieron 319 concejales mientras que la oposición conservadora ganó 316 gracias a un 40 por ciento de apoyo electoral, que, de extrapolarse a unas elecciones generales, garantizaría el poder a esta última.

Algunos de los concejales laboristas derrotados no ocultan su irritación por lo ocurrido, afirman que hace ya tiempo que Blair debería haber dejado el Gobierno e incluso hay quien dice sin tapujos que Blair no es en realidad socialista sino un "tory" (conservador) disfrazado.

Muchos de ellos atribuyen a la responsabilidad directa de Blair en la impopular guerra de Irak la pérdida de apoyo entre muchos musulmanes que han votado tradicionalmente a los laboristas, pero que en esta ocasión han decidido hacerlo por otros.

El partido laborista se ve cada vez más como un partido de corrupción y de escándalos, según los últimos sondeos.

Y el hecho de que Blair se haya decidido a conservar como viceprimer ministro, aunque despojándole de sus responsabilidades de Gobierno, al adúltero John Prescott, protagonista de un sonado escándalo sexual, no va a cambiar precisamente esa imagen.

El dirigente conservador George Osborne comentó al respecto: "John Prescott pierde su ministerio, pero conserva las sinecuras, incluido el coche oficial, su salario y dos domicilios pagados por los contribuyentes".

Prescott, de extracción sindical, ha hecho valer con astucia su condición de puente entre Blair y Brown, como el político que mejor puede facilitar un traspaso del poder sin sobresaltos entre ambos dirigentes.

El primer ministro celebrará el lunes una conferencia de prensa para explicar sus decisiones y tiene previsto reunirse esa misma tarde con los diputados laboristas más críticos con su gestión.

Downing Street no da en ningún caso la batalla por perdida, y los incondicionales de Blair afirman que hace sólo un año que éste fue elegido democráticamente para su tercer mandato y los resultados de los comicios del jueves no fueron, pese a todo, tan desastrosos como para justificar su relevo.

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