La empresa Bocsa, la última en España dedicada a la
fabricación de CD vírgenes, ha dado por finalizada su actividad y ha
acordado con los sindicatos las condiciones de despido de los 30
trabajadores de su planta barcelonesa.
Los afectados cobrarán una indemnización de 28 días por año trabajado,
con un máximo de 15 mensualidades, según han informado a EFE fuentes
sindicales y de la empresa, que han achacado el cierre al canon
obligatorio que cobran las entidades de gestión de derechos de autor y
a la competencia de países como China, Taiwán, Singapur y Malasia, que
han llevado a la empresa a las pérdidas.
En una reunión celebrada ayer se pactaron las condiciones de despido de
la plantilla de la fábrica de Barcelona, situada en la calle Cuzco y
fundada en 1973.
Bocsa, empresa perteneciente al grupo Gema, especializado en soportes y
servicios para la industria audiovisual, invirtió hace poco más de un
año en una nueva línea de serigrafía, pero no ha podido afrontar el
pago del canon, que grava cada unidad de CD virgen con una media de 16
céntimos de euro, lo que supone el 40% del precio final del producto,
según ha asegurado el presidente de la Asociación Multisectorial de
Empresas Españolas de Electrónica y Comunicación (ASIMELEC), José Pérez.
En la memoria justificativa del cierre de la compañía se detalla que
"las repercusiones derivadas de la implantación de este canon en
septiembre de 2003 impactaron de manera contundente y definitiva en el
desarrollo del negocio".
Pérez ha lamentado el fin de la actividad del último fabricante español
de CD vírgenes y ha denunciado que en la actualidad existe una bolsa de
fraude que produce y vende el 50% de la mercancía del sector de forma
ilegal, sin pagar el canon ni el IVA.
"Cumplir con la ley ha supuesto un descenso del 50% en las ventas", ha afirmado el presidente de ASIMELEC.
El año pasado se vendieron en España 360 millones de CD vírgenes, según datos facilitados por esta entidad.
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