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En diciembre, la Cámara de Diputados de los EEUU aprobó una ley que haría criminales a los 11 millones de inmigrantes indocumentados de este país y a cualquier persona que los ayude. Igualmente racistas, los proyectos de ley sobre los “trabajadores invitados” del Senado prometen controlar el “peligro” de la inmigración por medio de nuevos programas de braceros que son equivalentes a la servidumbre por contrato.
Representando a los inmigrantes como violadores de la ley y como terroristas potenciales, los políticos de ambos partidos quieren justificar la enorme explotación de aquellos que acaban de llegar y proporcionarles a los nacidos en este país los chivos expiatorios para paliar su sufrimiento causado por sueldos en descenso y por la disminución en los fondos para servicios sociales, entre otros. Mientras tanto, se están gastando $315,800 millones de dólares en una guerra imperialista.
¿Pero quienes son los verdaderos criminales? No lo son los jóvenes desesperados, los trabajadores y sus familias que huyen de los destrozos del “libre comercio” y de la dominación de EEUU en todo el mundo.
Las mega-corporaciones no conocen fronteras. Ellas son las criminales, quienes llenan la frontera de México con maquiladoras y pagan sueldos miserables — a la vez que ignoran los asesinatos de cientos de obreras en Ciudad Juárez y que provocan destrozos ambientales y sociales.
Pero en las calles y en las escuelas, los inmigrantes y sus defensores se están levantando y formando un alentador movimiento, el cual tiene el enorme potencial de mejorar la vida de toda la clase trabajadora de los EEUU. Debemos exigir la amnistía incondicional para todos los inmigrantes indocumentados y la apertura de las fronteras para los trabajadores.
La amnistía es una necesidad para los inmigrantes actuales, pero sólo la apertura de las fronteras evitará la criminalización de los futuros inmigrantes y los mantendrá a salvo. Esto impediría que los patrones usen la amenaza de la deportación para explotar sexualmente a las mujeres. Les permitiría a las familias permanecer unidas e impediría la repetición del vil programa del bracero comenzado durante la Segunda Guerra Mundial y que duró dos décadas.
¡Sin embargo, para ganar la justicia y seguridad duraderas para los inmigrantes el capitalismo tiene que desaparecer! La solución liberadora es el socialismo — sistema democrático diseñado para satisfacer las necesidades de los trabajadores de todos los países, y no los intereses de aquellos que se benefician de su trabajo.
¡En pro de la defensa de los trabajadores inmigrantes por parte de los sindicatos laborales!
¡Únete a las manifestaciones y plantones del Día del Trabajo en pro de los derechos de los inmigrantes!
¡Ningún ser humano es ilegal!
Publicado por: Partido de la Libertad Socialista y Mujeres Radicales
Nota: Publicación insertada en www.aporrea.org, por Stalin Pérez Borges/Prensa UNT
domingo, abril 16, 2006
¡Alto a la criminalización de los inmigrantes!
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