domingo, abril 16, 2006

Califican a Bush de soplón estratégico

.
Washington, 16 abr (PL) El presidente estadounidense, George W. Bush, sólo permite los filtraciones de información cuando estas favorecen sus intereses políticos, indica hoy un editorial del diario The New York Times.

El rotativo analiza uno de los sonados escándalos de soplos de información a los medios que apuntan a la cúspide de la Casa Blanca.

La de Bush, plantea el Times, es una de las administraciones con más tendencia a mantener alejado de la información no sólo al público sino también al Congreso.

Puntualiza que días atrás el Fiscal General Albert Gonzales dijo al Comité Judicial de la Cámara de Representantes que los nombres de los abogados que revisaron el programa de espionaje telefónico autorizado por Bush eran un secreto estatal.

Por otra parte, el diario La Prensa de Nueva York indica que Bush ordenó la filtración de información clasificada sobre Iraq para socavar las críticas y alentar su reelección.

Con estas acciones la Casa Blanca pretende mostrar que "el país permanece en riesgo y que el presidente, por lo tanto, merece flexibilidad".

Estas acciones del gobierno, agrega, muestran la hipocresía de la derecha republicana.

"Imagínense la furia (de la derecha) si William Clinton o James Carter hubiesen revelado información sensible para ganancia política", pregunta el diario.

El rotativo compara las reacciones sobre los escándalos que involucraron a gobiernos demócratas y republicanos.

"Ahora aquí es Bush, identificado como la fuente de la filtración de información clasificada. Clinton fue casi perseguido fuera de la oficina por decir que él no estuvo con esa mujer" (Monica Lewinsky), sostiene.

Así, agrega, Bush declaró previamente: "Si hay una filtración en mi administración, quiero saber quién es". La hipocresía se convirtió en nadie, subraya.

Ahora resulta, indica La Prensa, que el Presidente, es un filtrador estratégico. Quizás esto no sea ilegal, pero de seguro esto no es moral, puntualiza.

En la actualidad la Casa Blanca se encuentra en la mira de la investigación sobre la filtración de la identidad de la agente secreta de la CIA Valerie Plame, un delito condenable por las leyes del país.

El fiscal especial que investiga el caso, Patrick Fitzgerald, ya planteó acusaciones contra Lewis Libby, ex jefe de gabinete del vicepresidente Richard Cheney, y mantiene en capilla a Karl Rove, principal asesor de Bush.

En los últimos meses, el escándalo creció ante evidencias de que el propio presidente autorizó las filtraciones de las cuales salió el también denominado CIA-gate o caso Plame.

No hay comentarios.: