lunes, abril 24, 2006

Sentencias de muerte – Saddam 148, Bush 152

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La diferencia entre Saddam Hussein y George Bush es que ambos firmaron sentencias de muerte pero solo uno de ellos se sienta en el banquillo. Establezcamos algunos paralelismos entre estos dos hombres y saquemos conclusiones.

Saddam Hussein, nos enteramos ahora, firmó las sentencias de muerte de 148 campesinos Chiítas que se habían alzado contra él en Dujail en 1982, por lo cual Saddam Hussein se sienta en el banquillo y podría ser condenado a muerte. George Bush, durante sus seis años como gobernador de Texas, firmó 152 sentencias de muerte, un record para cualquier gobernador de cualquier estado en la historia de EEUU. Un ejemplo de lo que George Bush es capaz de hacer nos lo proporciona la firma de la sentencia de muerte de Terry Washington, un retrasado mental de 33 años con el cerebro de un niño de siete. Las peticiones de clemencia fueron rechazadas después de una audiencia que duró escasamente media hora.

Saddam Hussein fue escarnecido porque invadió una nación soberana – fue el caso de Kuwait, que estaba robando petróleo iraquí por medio de perforaciones transversales, y a quien se había advertido de que no siguiera haciéndolo. George Bush invadió un país soberano, Irak, basándose en mentiras y engaños.

George Bush acusó a Saddam Hussein de mentir cuando declaró que no tenía armas de destrucción masiva. “Este hombre le toma el pelo al mundo,” dijo. “Sabemos donde están,” dijo el régimen de Bush. Rumsfeld dijo que estaban “En Bagdad y Tikrit y norte, sur, este y oeste de por allí”. Powell dijo, “las están llevando de una parte a otra del desierto, en vehículos”.

Pero el único que estaba diciendo la verdad fue Saddam Hussein y el único que le tomó el pelo al mundo fue George Bush. ¿Dónde están las armas de destrucción masiva?.

Saddam Hussein fue escarnecido por sus terribles prisiones en las que se torturaba a los prisioneros. Pero lo que pasó en Abu Ghraib bajo las legiones de George Bush desafía la lógica, tal fue la conmoción y espanto de las horribles escenas de sufrimiento humano y depravación sexual infligidas a los prisioneros por guardianes estadounidenses.

Las fuerzas armadas estadounidenses, de las que Bush es comandante en jefe, atacaron objetivos civiles con armamento pesado, algo que Saddam Hussein nunca hizo. El ejército estadounidense bombardeó con mísiles zonas urbanas, lanzó bombas de racimo sobre complejos residenciales, cometió actos de terrorismo contra mujeres y niños. Destruyó escuelas, bombardeó hospitales, disparó contra hoteles, arrasó infraestructuras para poder repartir contratos multimillonarios en la campaña de reconstrucción.

Pero Saddam Hussein se sienta en el banquillo y George Bush se sienta en la Casa Blanca. ¡Qué significativa declaración de injusticia en el mundo de hoy!, ¡qué comentario perfecto sobre la hipocresía de EEUU, un país al que le gusta jactarse de cuan igualitario es, y cuanto le importan los derechos humanos pero que en la práctica pervierte el curso de la justicia y quebranta todas las leyes escritas.

Traducido para La Haine por Marina Trillo

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