domingo, mayo 14, 2006

Testimonios sobre el "respeto" de los DH por el Cachorro del Imperio, elegido miembro del CDH de la ONU con el apoyo de Bush.

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La estudiante chilena Valentina Larissa Palma Novoa muestra hematomas producidos por la golpiza que le propinaron policías en Atenco.
Foto: Pablo Palma Novoa
Presentan ante la PGR denuncia por violaciones

La Procuraduría General de la República (PGR) interviene ya en el caso de las violaciones de que fueron objeto mujeres detenidas tras los hechos de San Salvador Atenco. Fuentes oficiales indicaron que se presentó una denuncia formal ante la dependencia que dirige Daniel Cabeza de Vaca Hernández, en la que imputan a agentes policiacos maltrato, vejaciones, violaciones y abusos contra siete de ellas.

Al respecto, el representante legal de las ofendidas, Juan de Dios Hernández Monge, confirmó que las violaciones y los abusos sexuales que sufrieron 30 de las 47 detenidas "se han denunciado ante un representante de la PGR y cuatro visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos".

Según el abogado, la denuncia se presentó el viernes por la noche, y fuentes de la PGR indicaron que el caso podría quedar en manos de la Subprocuraduría de Derechos Humanos de esa dependencia, aunque la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra las Mujeres está en espera de que el expediente le sea turnado.

Hernández Monge señaló que de las 47 detenidas durante el asalto policiaco en Atenco, "al menos 30 tienen el problema de haber sido violadas por penetración de pene, con los dedos u otros objetos", aunque también -indicó- un hombre fue violado con un tolete.

De acuerdo con los funcionarios de la PGR, fueron siete las mujeres que formalizaron la denuncia ante el Ministerio Público Federal. Informaron que esta denuncia pudo haber quedado en la oficialía de partes de la dependencia, y en las próximas horas se haría oficial su envío a la Subprocuraduría de Derechos Humanos o a la Fiscalía para Mujeres.

En tanto, en una carta abierta a la opinión pública, las 47 mujeres capturadas por policías federales y del estado de México acusaron que no sólo fueron "insultadas, humilladas, golpeadas, torturadas, abusadas sexualmente y violadas, sino que ahora somos también presas y delincuentes".

Desde su reclusión dan cuenta de los excesos que cometieron con ellas los uniformados que participaron en el operativo del 4 de mayo: "Fuimos tocadas, pellizcadas, pateadas, golpeadas con puños, toletes, macanas y escudos en senos, nalgas y genitales. Mientras seguían amenazándonos, fuimos mordidas en senos, pezones, orejas, labios y lengua. Penetradas con dedos y objetos, algunas obligadas a hacer sexo oral mientras se burlaban de nuestra condición de mujeres".

Este escrito representa la primera denuncia pública que se da a conocer respecto a los abusos a los que fueron sometidas. En la carta, aseguran que ahora son víctimas de negligencia médica, debido a que no han sido atendidas por las agresiones sufridas y ahora padecen infecciones vaginales o en las heridas.

Además, señalan que continuarán con su huelga de hambre hasta lograr que se haga justicia para todos los detenidos del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.


CON INFORMACION DE ISRAEL DAVILA, CORRESPONSAL

Informes médicos confirman que la policía vejó a extranjeros detenidos

El examen físico de Valentina Larissa Palma Novoa es concluyente. Revela contusiones y hematomas en abdomen, región costal izquierda, hombro y mama derecha, así como en el pulgar y la pierna, lo que contradice la declaración del subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Lauro López Sánchez Acevedo, quien afirmó que ninguno de los cinco extranjeros detenidos en San Salvador Atenco -entre ellos cuatro mujeres- "fue golpeado por la policía federal".

El diagnóstico médico legal de las lesiones de otro de los extranjeros expulsados, Mario Alberto Aguirre Tomic, también confirma hematomas en el tórax, contusiones en el cuero cabelludo, lesiones en rodilla izquierda y erosión en la derecha, todas como resultado de una agresión.

Horas después de su llegada a Santiago de Chile, tras ser deportados por las autoridades migratorias mexicanas el pasado 5 de mayo, los estudiantes chilenos Palma Novoa y Aguirre Tomic acudieron al Hospital de Urgencias de Asistencia Pública para practicarse una revisión y evaluar la gravedad de sus lesiones.

Los informes médicos 2937 y 2938 señalan como "concordante" su relato, en el que afirman que los golpes fueron ocasionados al ser agredidos "por la policía mexicana durante una manifestación callejera".

De acuerdo con el diagnóstico médico legal de lesiones de los estudiantes chilenos, ambos presentan contusiones "leves", pero que ocasionan "enfermedad y/o incapacidad para el trabajo por siete días".

Asimismo, en su declaración ante José Octavio Pérez Nava, jefe del departamento de Localización y Presentación de Extranjeros del Instituto Nacional de Migración y encargado de la guardia de 5 del mayo en la estación migratoria de Iztapalapa, así como de la coordinación de control y verificación migratoria, la cual consta en el expediente 1766/2006 y en el acta 754/EM/2005, establece que "Valentina Larissa Palma Novoa, de nacionalidad chilena, sí presenta huellas de lesiones externas, como se corrobora en el certificado médico que se anexa a las presentes actuaciones".

Pese a ello, el pasado 11 de mayo, el subsecretario Lauro López insistió en que "no existe constancia ni indicio alguno" de que las cuatro mujeres expulsadas hayan sido violadas, e insistió en que la actuación de la policía y las autoridades migratorias se enmarcó "en total respeto a las leyes y los derechos humanos".

El funcionario rechazó que el gobierno haya violado los derechos de los cinco extranjeros, pues aseguró que fueron detenidos en San Salvador Atenco cuando realizaban actividades distintas a las autorizadas y "acompañaban a Sebastián Guillén (como llaman al subcomandante Marcos)".

Samantha Dietmar analiza demandar al gobierno foxista

JESUS RAMIREZ CUEVAS

La alemana Samantha Dietmar, de 27 años, fue una de los cinco extranjeros expulsados de México tras ser detenidos durante la represión policiaca perpetrada en San Salvador Atenco el 4 de mayo.

Entrevistada por La Jornada, la estudiante de fotografía y diseño gráfico relata "el infierno" que le tocó vivir mientras estuvo en manos de la policía.

Estaba en México desde enero pasado, realizando un reportaje gráfico sobre México y su gente, como parte de sus estudios universitarios en Alemania.

Tras enterarse del enfrentamiento en Atenco del 3 de mayo, con un grupo de periodistas independientes llegó a la Universidad Chapingo. Estaba convocada al día siguiente una marcha pacífica de protesta. "Mi intención era hacer fotografías en el pueblo", aclara.

Por la noche llegaron al municipio. "En las calles -narra Samantha- se podía ver los restos de la batalla que habían sostenido los pobladores contra la policía: casquillos, cristales rotos, restos de bombas, autos quemados. Tomé algunas fotografías. En la plaza, la gente mostraba a los periodistas los proyectiles de las armas que los policías dispararon esa tarde, hablaban de la muerte de un niño..."

Con algunos periodistas, Samantha Dietmar decidió hospedarse en un hotelito a las afueras del pueblo.

"Como a las 6 de la mañana me despertaron las campanas de la iglesia y el estruendo de las bombas de gas lacrimógeno. El aire de la habitación se hizo irrespirable. Desesperada, me coloqué una toalla mojada en la cara y esperé en el baño unas dos horas. Bajé al lobby, donde había una televisión, en la cual vimos que la policía había entrado al pueblo con mucha violencia. Pensé en regresar a la ciudad de México tan pronto como fuera posible.

"El dueño del hotel pidió que nos retiráramos, pues no quería problemas. Cuando salimos a la calle no había policías; de pronto, entre una nube de gas, apareció un grupo de agentes que nos detuvo violentamente a los cuatro que íbamos caminando. Me empujaron contra la pared, me pidieron mi identificación. Les mostré mi carnet alemán de prensa internacional.

"Me preguntaron qué estaba haciendo allí. '¡No es de aquí!', gritó uno de ellos. Allí empezó el infierno. Me arrastraron del cabello hasta una camioneta donde ya había más personas apiladas. Todos estaban ensangrentados y se quejaban. Nos tiraron arriba de los demás. Los policías nos insultaban y escupían. Cuando la camioneta arrancó, pasaron por arriba de todos, insultándonos y pegándonos con las macanas en espaldas, cabezas y pies.

"Como estaba arriba de todos, los policías me empezaron a manosear, a pellizcar, me tocaron las nalgas y empezaron a subirme la blusa. Como traté de bajármela, me pegaron en la cara y empecé a sangrar por la nariz. Ya no pude pensar en nada. Soporté todo sin moverme.

"La camioneta se detuvo y a golpes y jalándonos de los cabellos nos obligaron a subir a un autobús. Allí había como 15 personas tiradas en el suelo, bañadas en sangre. Nos echaron encima de los otros. Siguieron los golpes, los pisotones y los insultos. Nos obligaban a mantener las cabezas en el suelo. La policía comenzó a pedir los nombres. Me arrebataron mi bolsa con mi pasaporte, dinero y la cámara. Me preguntaron mi nombre jalándome el cabello. Grité que era de Alemania. Me cubrieron la cabeza y me obligaron a sentarme en una banca. Me preguntaron qué hacía ahí, mientras seguían golpeando a los demás con toletes y armas. Escuchaba los quejidos. Era horrible. Me dio un miedo terrible.

"De pronto fui la atracción. Llegaban policías preguntando por la muchacha alemana. Hurgaban mi cara, me tocaban los senos, me manoseaban. Yo no los podía ver. Llegaron otros detenidos y los amontonaron en el suelo. El miedo paralizó a todos, nadie se movía para evitar los golpes. Muchos estaban seriamente heridos.

"Me sentaron en una banca junto a los policías, que se dedicaron a querer ser buenos conmigo, pero seguían insultando y golpeando a los demás. Me descubrieron la cabeza, me ofrecieron agua. 'Si cooperas, no te va a pasar nada', me dijeron. Agarraban mechones de mi pelo, ya que me lo habían arrancado, y jugaban con ellos.

"En las dos horas y media que duró el trayecto a Toluca me tomaron fotos con sus celulares y se pasaban uno que tenía imágenes pornográficas. Me preguntaron qué pensaba de Marcos, del EZLN, de la ETA y de Hitler; a qué me dedicaba. Yo decía que no entendía nada, que no hablaba español.

"Uno me dijo '¿Quieres ser mi novia? Tienes ojos bonitos'. Repentinamente, golpeó a uno de los detenidos. Me puse a llorar. Los policías trataron de calmarme.

"Cuando llegamos al penal de Santiaguito, me cubrieron la cabeza. A todos los bajaban con golpes y patadas. En la fila de registro la policía siguió golpeándolos. Los heridos fueron llevados a la enfermería del penal y nos dieron agua y algo de comer.

"Me enviaron al doctor y después me juntaron con otros cuatro no mexicanos (Cristina, Valeria, Mario y María), que también habían sido maltratados. No dejaron que habláramos con un abogado o a nuestras embajadas.

"Tomaron nuestra declaración y después apareció alguien de derechos humanos y nos preguntó qué había ocurrido. Estábamos exhaustos, hacía mucho frío y nos quedamos dormidos en las bancas. Luego nos entregaron a Migración. En la madrugada nos trasladaron a la ciudad de México.

"En la tarde me llevaron escoltada por policías a la embajada, porque no tenía pasaporte. Me trasladaron al aeropuerto, donde ya estaban los otros cuatro esperando ser deportados ilegalmente, pues había un amparo judicial contra la expulsión.

"Nos separaron en distintos vuelos, acompañados por dos policías. En el aeropuerto de Frankfurt me entregaron a la policía alemana, que se sorprendió porque no les fue entregada ninguna documentación que justificara mi deportación."

Dietmar planea demandar al gobierno foxista por las arbitrariedades en su contra.


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