La Habana 23 Dic - Cuba y Estados Unidos disputan su propio partido de béisbol, pero en el campo político: la isla retomó el turno al bate al ofrecer el dinero que ganaría en el Clásico Mundial a las víctimas del huracán Katrina, en respuesta a la negativa de Washington a que participe en el torneo.
"Se le ha creado otro lío grandísimo (a Estados Unidos), en este caso deportivo político (...) Ahora mismo con la pelota acaba de declarar casi todo el mundo que si excluyen a Cuba de esa liga se retiran", dijo este viernes Castro, al señalar que Puerto Rico renunciará a ser una de las sedes.
El líder de la revolución cubana acusó al presidente George W. Bush de ignorante: "el muy bobo no sabe ni quiénes son los peloteros cubanos, ni que somos campeones olímpicos y mundiales".
La víspera, la Federación Cubana de Béisbol reveló que envió una carta al vicepresidente primero de las Grandes Ligas, Paul Archey, en la que le dice que está dispuesta a que el dinero que reciba por su participación en el Clásico sea destinado a damnificados del huracán Katrina en Nueva Orleans".
Cuba calificó de "absurda y arbitraria" la negativa de Estados Unidos y respondió metiendo el dedo en llaga: en agosto pasado Washington rechazó una brigada de médicos cubanos para ayudar a las víctimas de Katrina.
"La ira y la tozudez política imposibilita una vez más al mundo disfrutar de un espectáculo verdaderamente representativo del béisbol universal. ¿Cómo hablar de un clásico mundial de béisbol donde no esté representado el equipo cubano, campeón olímpico y mundial?", subrayó.
La semana pasada la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro vetó la posibilidad de que Cuba compitiera en el Clásico, al alegar que las ganancias que recibiría violarían los términos de la ley estadounidense del embargo económico contra la isla.
"Cuba nunca ha competido por dinero. Las razones que se alegan por dicha oficina para tal negativa es lo establecido por la vergonzosa regulación del control de los activos cubanos", añadió la Federación.
La participación en el Clásico abrió una nueva página del conflicto político bilateral, desde que en mayo pasado las Grandes Ligas y el sindicato de peloteros profesionales acordaron invitar a Cuba, en su condición de tricampeón olímpico y 25 veces campeón mundial.
Cuba guardó casi siete meses de silencio; pero el 23 de noviembre pasado fue el propio Castro quien dio el 'play ball' a lo que vendría a ser un Cuba vs EEUU, adelantado y fuera del diamante.
En un prolongado discurso en el que criticó a beisbolistas desertores que "no resistieron los millones de las Grandes Ligas", Castro dijo: "Aceptamos el desafío, cuenten con nosotros en la fiesta".
Desde entonces, una serie de hechos mantienen al Clásico en veremos a poco de que inicie su fase clasificatoria el 3 de marzo en Japón, Estados Unidos y Puerto Rico.
Antes de que surgiera la negativa de la OFAC, la misión diplomática de Washington en La Habana había confirmado a la AFP que no otorgaría visas a los cubanos para viajar a Puerto Rico, pues Cuba fue incluida en el grupo C del Clásico, con asiento en San Juan, junto al anfitrión, Holanda y Panamá.
Directivos de Grandes Ligas y la asociación de jugadores de Ligas Mayores
dijeron que seguirán negociando con Washington para lograr el permiso de los
cubanos.
En este contexto todo está revuelto. Mientras crece la indignación en la
afición cubana, que vive con pasión la pelota y aspiraba ver a su novena en las
pantallas de sus televisores.
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