Lunes 2 de Enero de 2006
Testimonio de un cardenal brasileño
Revelan como presionó el Opus Dei para convertir a Ratzinger en Papa
En confidencias al periodista Gerson Camarotti, del diario O Globo, un cardenal brasileño reveló intimidades de la votación secreta realizada para elegir a un nuevo Papa en el Vaticano tras la muerte de Juan Pablo II.
Informe especial
Según esas confesiones, Joseph Ratzinger, cardenal alemán, accedió a la máxima posición en Roma a través de una campaña de presión ejercida por el Opus Dei valiéndose de un grupo influyente de cardenales ultra conservadores pertenecientes a la red de poder de esa organización.
Uno de los cuatro cardenales brasileños que participaron al Cónclave que nombró Papa a Ratzinger, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, reveló a Cammarotti que el elegido había hecho una campaña electoral a escala mundial con ayuda del Opus Dei.
En septiembre, pese a los juramentos de silencio, otro
cardenal dio anónimamente detalles de la votación publicadas por la revista
italiana Limes.
El cardenal brasileño pidió al periodista del diario O
Globo, que mantuviera su anonimato porque está castigado quebrantar los
secretos de un cónclave.
Los cuatro cardenales brasileños que participaron en la elección papal fueron el arzobispo de San Pablo, Claudio Hummes, que según dichas revelaciones había obtenido cinco votos; el arzobispo de Río, Eusebio Oscar Sheid, simpatizante del Opus Dei; el arzobispo de Salvador de Bahía, Geraldo Majella Agnelli, actual presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, y el arzobispo emérito de Brasilia, José Freire Falçâo.
Según dijo a O Globo el anónimo cardenal, Ratzinger había preparado una campaña electoral en toda regla para conseguir el papado, con la ayuda fundamentalmente de los principales cardenales de la Curia y de los grandes movimientos de la Iglesia de corte conservador, “principalmente del Opus Dei”.
De esta manera, y según el periodista Camarotti, "Ratzinger entró al cónclave, el 18 de abril, prácticamente electo". El ex custodio de la ortodoxia, hoy convertido en Papa, dio luz verde a algunos cardenales para que comenzaran a trabajar en una campaña en su favor, en encuentros con sus colegas en conventos o casas religiosas en los cuales "Ratzinger evitó aparecer personalmente".
Así, los movilizados por Ratzinger trabajaron en todos los
continentes para impulsar a los cardenales menos progresistas para elegirlo.
Tenían el mandato de Ratzinger para asegurar que "aceptaba la
candidatura”.
En Latinoamérica se movilizaron especialmente los
cardenales Aloisio Trujillo, de Colombia, y Jorge Arturo Medina, de Chile, ambos
del Opus Dei. En Europa fue muy activo el austríaco Christoph Schoenborn, a
quien Ratzinger había colocado en Viena para frenar los movimientos
progresistas de la diócesis.
La campaña se hacía en cenas y
encuentros en conventos e institutos religiosos.
El objetivo era llegar al cónclave con la idea de que Ratzinger era uno de los favoritos y exaltar todas las cualidades del candidato. El mayor problema, afirma la fuente cardenalicia brasileña a O Globo, fue convencer a los cardenales de que no era verdad que Ratzinger rechazaba ser Papa por motivos de edad y de frágil salud, como afirmaba la prensa.
"Cuando llegamos a Roma, había mucha duda e incertidumbre. Trujillo y Medina organizaban encuentros, y ahí decían claramente que habían consultado a Ratzinger y que garantizaban que el cardenal alemán aceptaría ser papa, y que había dado luz verde para su campaña, señaló el anónimo cardenal al periodista Camarotti.
El grupo de prelados que hacian lobby para su elección enumeraban las cualidades de Ratzinger para ser el sucesor ideal de Juan Pablo II", dijo el purpurado brasileño.
Según Camarotti, no fue fácil para Ratzinger llegar al cónclave como favorito. No sólo porque en los medios comenzaba a trascender su pertenencia a la Juventud Hitlerista sino, principalmente, porque algunas informaciones indicaban que este teólogo, anciano y cansado, no quería ser papa.
Cuando se abrió el cónclave, y tras haber prohibido Ratzinger como
decano a los cardenales hablar con los medios de comunicación, existía ya la
convicción entre el electorado de que el purpurado alemán aceptaba el
nombramiento. La campaña había funcionado y se presentaba a Ratzinger como
“el mejor teólogo del cónclave” y el mayor seguidor del pontificado de Juan
Pablo II.
El cardenal brasileño asegura que, cerradas las puertas del
cónclave, continuó discretamente la campaña a favor de Ratzinger durante
comidas y cenas.
Según el cardenal testimoniante, "ellos reafirmaban
la plataforma de Ratzinger y resaltaban el hecho de que era considerado el mayor
teólogo de la Iglesia moderna y un intelectual brillante. También destacaban su
edad, ya que después de un pontificado largo como el de Juan Pablo II, muchos
cardenales preferían un papa de transición. Y recordaban que había sido el
purpurado más fiel de Juan Pablo II y el que había estado más tiempo en la
Curia, lo que garantizaría un wojtylismo sin Wojtyla".
Otro
factor que pesó, según el cardenal brasileño, fue que había muchos cardenales
nuevos y con poca experiencia, y Ratzinger, decano del colegio
cardenalicio, era uno de los pocos que tenía contacto con todos ellos.
Otro argumento utilizado en la campaña, era que el alemán iba a tener el coraje de reformar la Curia, descentralizando un poco más el poder de Roma. "Los cardenales aún esperan esa promesa de campaña", apuntó el periodista del diario O Globo.
Si bien los medios informaron en su momento que hubo un fuerte lobby en favor de Ratzinger, lo nuevo del artículo de O Globo sería la presunta participación del propio cardenal en la campaña. "No hay evidencias de que Benedicto XVI haya participado activamente en eso. Lo que sí es seguro es que Ratzinger, que sabía que había un grupo que auspiciaba su candidatura, no hizo nada para detenerlo", señalaron algunos medios brasileños tras conocerse el testimonio del supuesto cardenal.
En sus revelaciones a O Globo, el cardenal elector brasileño confirma algunas indiscreciones de la revista italiana Limes, como que Ratzinger fue finalmente elegido con 84 votos de los 115 cardenales presentes y que su contrincante no había sido el cardenal jesuita Carlo María Martini, sino el también jesuita arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, quien llegó a tener en el tercer escrutinio 40 votos.
Martini había llegado sólo a nueve. Según el cardenal brasileño, a Martini no le benefició el hecho de que “caminaba con bastón” y que los amigos de Ratzinger habían hecho correr la voz de que sufría de Parkinson.
Según informó O Globo tras la publicación de las revelaciones del
cardenal, a algunos obispos brasileños consultados sobre el caso “no les extrañó
que hubiera cardenales que hicieran campaña electoral a favor de Ratzinger” y
recordaron que el cardenal alemán ya había afirmado en 1978 que “no es el
Espíritu Santo el que dicta a los cardenales el nombre del nuevo Papa”, como
solía defender la Iglesia.
La Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB) ha
reconocido en el diario la importancia que tuvo el Opus Dei en la elección de
Benedicto XVI, porque la Obra “goza de gran prestigio en el Vaticano,
principalmente entre los cardenales más conservadores”.
Interrogada
la Nunciatura en Brasilia sobre las revelaciones del cardenal, dijo que
no iba a responder sobre el tema. Por su parte el presidente de la Conferencia
Episcopal, cardenal Majella, uno de los cuatro brasileños que asistieron al
cónclave dijo que no cree que un cardenal haya podido hacer tales
revelaciones.
Luigi Accattoli, vaticanista del Corriere della Sera, escribió que le parecía "sorprendente" la versión de O Globo, según la cual Benedicto XVI orquestó una campaña para ser electo.
1 comentario:
Sobre el Opus Dei hay un articulo bien documentado, lo recomiendo:
http://www.connuestroperu.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1076&Itemid=31
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