viernes, febrero 24, 2006

John Bolton encolerizado: Al embajador de los EEUU en la ONU no le gusta el proyecto para el Consejo de Derechos Humanos

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John Bolton
Foto: InSurGente
inSurGente.- Después de meses de presiones, amenazas, malos modos y ataques de prepotencia aguda, los EEUU están a punto de perder la posibilidad de manejar a su antojo el nuevo Consejo de Derechos Humanos. John Bolton, el embajador nombrado por Bush precisamente por sus declaraciones de desprecio a las Naciones Unidas, está a punto de perder una batalla que pretendió ganar por goleada. Washington intentaba establecer criterios de exclusión para prohibir el acceso al Consejo de países considerados delincuentes por los Estados Unidos. La cuestión era en estos momentos –después de Abu Ghraib, de Guantánamo y del estancamiento de la brutal guerra de Iraq- absolutamente escandalosa. El encargo de Bush a Bolton de terminar de domesticar a una ONU que no le siguió del todo en el juego de la guerra preventiva contra Iraq, ha terminado, por el momento, en un fracaso. Capitaneando la revuelta contra el Imperio estaban, como ya es costumbre, Cuba y Venezuela.



Prensa latina (Tomás Granados).- Estados Unidos reaccionó hoy disgustado ante un nuevo proyecto para la creación de un Consejo de Derechos Humanos que, según el presidente de la Asamblea General, Jan Eliasson, es su mejor formulación sobre este tema.
El embajador sueco dijo que el texto entregado esta tarde a los 191 Estados miembros de la ONU es el resultado de intensas gestiones negociadoras en busca de un compromiso para que ese Consejo sea además "un instrumento de cooperación y diálogo".

Pero el embajador estadounidense, John Bolton, criticó la nueva propuesta presentada por Eliasson y advirtió sus intenciones de rechazar ese documento y de pedir la reapertura de las negociaciones en la Asamblea.
"Ese nuevo proyecto no reúne a primera vista ni los parámetros establecidos por el propio secretario general (Kofi) Annan", dijo Bolton en un breve encuentro con la prensa a la salida del Consejo de Seguridad.

Sin embargo, a juicio de Eliasson, el nuevo texto es "balanceado, firme y viable, aún cuando ningún Estado miembro ha logrado todo las cosas que se proponían".
Por el parte, Annan consideró que a pesar de que el proyecto no refleja todo lo que había propuesto al principio, "hay importantes elementos en ese documento que aseguran que el Consejo será algo más que cambios cosméticos".

Annan se abstuvo ante los periodistas de comentar las críticas hechas por el embajador Bolton. "Creo que Eliasson debe ser felicitado por el trabajo realizado", comentó.

El nuevo Consejo está propuesto para sustituir a la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra debido a su falta de credibilidad a causa de sostenidas manipulaciones por parte de potencias ricas que la llevaron a asumir posiciones politizadas y de dobles raseros.

De acuerdo con el nuevo proyecto presentado hoy a consideración de los Estados miembros, el nuevo Consejo de Derechos Humanos será un organismo subordinado a la Asamblea General.
Su membresía será abierta a todos los Estados de acuerdo a una equitativa distribución geográfica y los candidatos a ocupar alguno de sus 47 asientos serán elegidos por simple mayoría.
El nuevo proyecto presenta como elemento novedoso que la Asamblea General podrá anular por mayoría de dos tercios la membresía de algún miembro del Consejo que cometa flagrantes y sistemáticas violaciones de derechos humanos.

"Los principios de diálogo y cooperación serán las guías de trabajo en el Consejo", insistió el embajador Eliasson en declaraciones a la prensa.
Según el presidente de la Asamblea General, el nuevo texto que presentó a los miembros de la ONU después de intensas semanas de consultas es "mi mejor intento de formular un proyecto" sobre este controvertido tema.

El embajador sueco dijo que esperaba un consenso entre los estados miembros para la próxima semana.


El Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, llamó hoy a la adopción urgente de la resolución del nuevo Consejo de Derechos Humanos, en lo que calificó de primer paso en un proceso de cambio y renovación.
Una declaración sobre la creación de este Consejo, que ha provocado fuertes enfrentamientos por la insistencia de Estados Unidos y sus aliados a imponer sus criterios, coincide con la presentación hoy de una nueva versión de la resolución.

El presidente de la Asamblea General, Jan Eliasson, entregó hoy a la plenaria de ese organismo de Naciones Unidas la versión revisada de este documento, redactado sobre la base de la experiencia de sucesivos fracasos en el proceso negociador.

"Hemos llegado a un momento crítico en el que los Estados miembros de la ONU deben respaldar los compromisos individuales y colectivos que han dado. Es tiempo de apoyar el texto de compromiso del Presidente y adoptar la resolución en los próximos días", señalo Annan.

El Secretario General subrayó que un fracaso en esos esfuerzos pondría en tela de juicio la credibilidad de la ONU, convertiría en sin sentido los compromisos de los líderes del mundo y daría un golpe terrible a la causa de los derechos humanos.

"Esta decisión no puede ser demorada más, es simplemente demasiado importante", expresó.
Annan dijo que el nuevo organismo reflejará mejor la universalidad de los derechos humanos al elevar al Consejo a un organismo elegido por la Asamblea General, lo cual le dará gran transparencia y legitimidad.

También tiene la función explícita de revisar periódicamente el récord de todos los Estados, comenzando por el de aquellos de sus propios miembros, precisó.

El proyecto de resolución propone que el nuevo organismo esté integrado por 47 miembros electos por voto secreto por la mayoría de la Asamblea General, sobre la base de distribución geográfica.
Eso significa que el Consejo tendría 13 africanos, 13 asiáticos, seis en representación de Europa del Este, ocho de América Latina y siete de Estados Unidos, Unión Europea, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Los miembros del Consejo serían electos por un período de tres años y sólo pueden ser reelectos una vez más consecutivamente.

El proyecto señala que la membresía debe estar abierta a todos los Estados miembros de Naciones Unidas y a la hora de las propuestas recomienda "tener en cuenta la contribución del candidato a la promoción y protección de los derechos humanos".

Según los especialistas, un punto novedoso en el texto es que la Asamblea General, por una mayoría de dos tercios, podría anular la membresía de cualquier integrante del Consejo si ese país "comete groseras y sistemáticas violaciones de derechos humanos".
Desde comienzos de este año, las negociaciones para llegar a un acuerdo han permanecido sin progreso alguno por la insistencia de Washington y algunos de sus aliados en introducir criterios selectivos para el ingreso en ese Consejo.
En particular, la misión estadounidense a cargo del embajador John Bolton ha presionado para la aprobación de fórmulas excluyentes contrarias a las normas de procedimiento vigentes para admitir a un Estado miembro en los organismo del sistema de Naciones Unidas.

Para Lawrence C. Moss, un especialista de la Human Rights Watch, esas presiones de Bolton han demostrado ser "altamente impopulares".
Lo mismo ha ocurrido con la insistencia de Washington y sus aliados de que los países nominados por sus respectivas áreas geográficas para ingresar en el Consejo deben ser aprobados por una mayoría de dos tercios de los 191 Estados miembros de la ONU.

Hasta el momento, Cuba ha roto el silencio de las negociaciones en torno a la creación del Consejo de Derechos Humanos al acusar a Estados Unidos y a potencias europeas de presionar para que ese nuevo mecanismo de la ONU responda a sus intereses.

"Vamos a luchar hasta las últimas consecuencias para evitar que se imponga la creación de un Consejo de Derechos Humanos a la medida de los intereses de Estados Unidos y sus aliados", advirtió el embajador cubano ante la ONU, Rodrigo Malmierca.

El diplomático cubano dijo a la prensa en esta sede que Estados Unidos mantiene una actitud hipócrita al intentar introducir criterios excluyentes para el ingreso a ese Consejo con el propósito de convertirlo en tribunal para juzgar a las naciones del Tercer Mundo.

"Si algún gobierno no merece ser miembro del Consejo es el de Estados Unidos, en cuyo récord figura su llamado compromiso constructivo con el régimen del Apartheid (en Sudáfrica), el apoyo a sangrientas dictaduras en América Latina y por sus inhumanas prácticas de torturas a prisioneros", declaró Malmierca.

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