Washington, 4 ene (PL) El programa de monitoreo contra los estadounidenses está
vigente desde antes de que el presidente George W. Bush diera luz verde a la
inteligencia norteamericana para espiar a sus conciudadanos, informa hoy el
diario The Washington Post.
"Incluso, antes de que la Casa Blanca autorizara
el plan de espionaje sin tener una orden judicial, la escucha detrás de las
puertas estaba ocurriendo y alguna información era compartida con el Buró
Federal de Investigaciones", precisa el periódico.
Según el Post, en octubre
de 2001, tres semanas después de los atentados del 11 de septiembre, el general
Michael V. Hayden, jefe de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), reconoció
ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes que el servicio
dirigido por él "estaba ampliando sus autoridades de vigilancia".
De acuerdo
con el diario, que cita a oficiales, documentos desclasificados y miembros del
Congreso, las preocupaciones por la extensión de los poderes de la NSA fue
expresada a la sazón, al propio Hayden, por la representante Nancy Pelosi.
En
una carta desclasificada la víspera, Pelosi, demócrata de mayor rango en el
Comité de Inteligencia de la Cámara baja, dijo estar interesada en saber hasta
qué punto la NSA había recibido autorización presidencial para las acciones que
acometía.
Un funcionario de la Administración Bush comentó a The Washington
Post que "el programa confidencial, puesto en vigor tras los atentados en Nueva
York y Washington, fue autorizado en octubre de 2001".
El Presidente y sus
asesores se han referido públicamente a varios aspectos de esa orden, pero ni la
Casa Blanca, ni la NSA, ni el director nacional de inteligencia dirán qué día el
gobernante la emitió.
En un mensaje electrónico enviado la víspera a varios
medios de comunicación, Don Weber, portavoz de la NSA, alegó que sería un error
"discutir detalles que podrían causar un daño potencial a la seguridad de
nuestra nación".
El escándalo de espionaje se desató en diciembre pasado,
tras revelar el diario The New York Times que esa Agencia monitoreó llamadas
telefónicas y correos electrónicos de miles de personas en este país.
Para
ello la NSA no contó con orden judicial alguna, pero si con el visto bueno de
una directiva emitida por Bush en 2002.
Una ley nacional de vigilancia de
1978 establece que los servicios de inteligencia deben solicitar permiso a una
corte, antes de monitorear comunicaciones de civiles estadounidenses en
territorio norteamericano.
Esta semana estaba previsto el inicio de las
audiencias en el Comité Judicial del Senado, para examinar la directiva emitida
por Bush, a toda luz contraria a lo dictaminado por el
Congreso.
"Probablemente habrá un debate nacional en torno a si el Presidente
tiene el tipo de poder que está empleando", vaticinó el senador Arlen Specter,
máxima figura de esa instancia congresional.
La senadora demócrata Barbara
Boxer hizo pública una carta, en la cual preguntó a especialistas en derecho
presidencial si Bush debe ser sometido a un "impeachment" (juicio político) por
ordenar espiar a sus conciudadanos en nombre de la cruzada contra el
terrorismo.
En igual sentido se pronunció el representante John Conyers, demócrata de mayor rango en el Comité Judicial de la Cámara baja, quien presentó una propuesta para que el propio gobierno determine si existen razones para sentar al Presidente en el banquillo de los acusados.
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