La Habana, 8 de enero. El parlamento cubano estudia una propuesta para autorizar las operaciones de cambio de sexo y la modificación de los documentos de identidad a transexuales diagnosticados, como parte de una estrategia nacional para reconocer los derechos de esas personas a vivir plenamente con el género que decidieron asumir.
Entre los diputados de dos comisiones que empezaron a examinar el proyecto "la acogida fue excelente", dijo a La Jornada Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y principal promotora de la legislación.
Pedagoga con maestría en sexología e hija de dos líderes históricos de la revolución cubana, Raúl Castro y Vilma Espín, Mariela dirige el Cenesex desde hace cinco años. A finales de este diciembre expuso su propuesta ante dos comisiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP): la de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y la de Atención a la Juventud, la Niñez y la Igualdad de Derechos de la Mujer.
El proyecto está en "consulta" entre diputados, antes de su presentación como iniciativa de ley, pero el respaldo en esas comisiones fue absoluto, señaló Mariela. "No solamente aceptaron lo que propuse, hicieron muchas preguntas y recomendaciones".
El siguiente paso será presentar una documentación sobre el tema, para que circule entre todos los integrantes de la ANPP y se amplíe la discusión. El resultado de la consulta servirá para depurar el proyecto y, eventualmente, presentarlo al pleno.
La clave de la ley propuesta está en que tan pronto sea diagnosticada una persona con un trastorno de identidad de género -como reconoce la ciencia médica a la transexualidad- se le pueda cambiar su documentación legal, desde el acta de nacimiento hasta el pasaporte y que además tenga derecho a la operación respectiva.
En caso de aprobarse, la ley sería la primera de su tipo en el mundo en desarrollo. Especialistas del Cenesex analizan las experiencias que hay en la aplicación de las legislaciones existentes, que se concentran en Europa.
Tres décadas de trabajo
Mariela relató que la atención a la transexualidad en Cuba tiene casi tres décadas. Una persona originaria de la provincia de Matanzas, con identidad y cuerpo de mujer, en realidad se sentía y quería ser varón y vino a la capital a pedir ayuda. A raíz del caso, y por iniciativa de Vilma Espín, en 1979 se formó una comisión, coordinada por el Grupo Nacional de Trabajo de Educación Sexual, antecedente del Cenesex.
Según el recuento de Mariela, el primer resultado de esas acciones fue un acuerdo con los ministerios del Interior y de Justicia, para que los transexuales diagnosticados pudieran cambiar sus documentos de identidad. Así ocurrió en tres casos.
Más tarde se establecieron métodos de atención como el diagnóstico, la ayuda sicológica y hasta la garantía de tratamiento hormonal gratuito.
En 1988 se hizo la primera y hasta ahora única operación de cambio de sexo en Cuba, de hombre a mujer. Fue exitosa y la paciente vive sin dificultades. El caso se presentó a una reunión de expertos, pero su difusión en la prensa fue "más sensacionalista que científica". Provocó rechazos, cartas de protesta y expresiones prejuiciosas.
Las autoridades decidieron suspender las operaciones hasta que se explicara adecuadamente el fenómeno a la población, añadió Mariela.
En la década pasada se mantuvo la atención clínica y sicológica, aunque con bajo perfil. "No se lograba convencer de la necesidad de hacer la operación. La misma resistencia la hacían los profesionales del Ministerio de Salud Pública no especializados en ese tema. Por ahí yo percibo la mayor resistencia, incluso actualmente".
La sexóloga señaló que en los últimos años el tema ganó fuerza. Un grupo de transexuales se integró al Cenesex, que los ha formado como promotores de salud sexual para la prevención del sida. En el centro mantienen un foro de debate permanente y reciben atención especializada. En el sistema de salud tienen acceso gratuito a un tratamiento hormonal.
"De 74 personas que en todo este tiempo se han hecho estudios y tenemos identificados como transexuales, sólo hay 25 diagnosticados, 23 de hombre a mujer y dos de mujer a hombre".
Entre los transexuales "algunos están muy bien; a otros les resulta más difícil su situación. Esos 25 están esperando su oportunidad de operarse. Se van poniendo viejos y quieren morir con su sexo cambiado".
Estrategia nacional
Un nuevo impulso se produjo a principios de 2004, cuando el Cenesex lanzó una estrategia nacional: amplió y diversificó su equipo profesional, obtuvo el respaldo del presidente Fidel Castro y entró en contacto directo con ministerios y organizaciones sociales para poner en la mesa el tema de los transexuales, según el objetivo de cada sector.
"Parece que todo el trabajo anterior ahora está dando resultado. Ahora la gente es más sensible y también hemos logrado articular un discurso más convincente", dijo Mariela. "Veo una flexibilidad muy grande, incluso en los dirigentes".
Recientemente un transexual pudo salir del país con pasaporte y apariencia femenina y regresó en las mismas condiciones. Otros cuatro consiguieron operarse en el extranjero y al regresar obtuvieron su cambio de identidad. "Los tribunales de justicia simplemente se convencieron".
La especialista recordó la represión a la homosexualidad que se practicó en Cuba. A finales de los años sesenta, personas de esa orientación sexual fueron internadas forzosamente en granjas colectivas controladas por el ejército, llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).
El Primer Congreso de Educación y Cultura (1971) dio lugar a la política de parametración, según la cual debían cumplirse parámetros para desempeñar empleos o cargos públicos y que resultaban discriminatorios de la homosexualidad, conducta que en los años setenta estaba ilegalizada y hasta principios de los noventa fue objeto de limitaciones legales.
"Las experiencias negativas sirvieron para darse cuenta que no se puede actuar desde los prejuicios", señaló Mariela; explicó que las denuncias y protestas por la operación de las UMAP terminaron por cerrar esos centros. "La realidad nos hizo ver el gran error que se cometió con mucha gente".
En contraste, citó políticas públicas que desde el triunfo de la revolución de 1959 han buscado en Cuba eliminar discriminaciones relativas a las mujeres, los discapacitados o la población negra.
"¿Cómo no lo vamos a hacer también con las expresiones sexuales diversas? Esta revolución no se puede dar el lujo de esa incongruencia".
A pesar de los cambios, añadió Mariela, aún es necesaria una legislación y hasta decisiones de detalle, para evitar la discriminación. "Por ejemplo, puede haber transexuales que estén trabajando tranquilamente sin que los rechacen, porque la ley les permite trabajar aunque vayan disfrazados, pero siempre los administradores buscan una artimaña para quitárselos de encima".
En relación a la hostilidad policiaca contra transexuales y travestis hace unos dos años, Mariela explicó que el episodio surgió a raíz de denuncias de vecinos de un sector del céntrico barrio del Vedado, que se "sentían acosados" por homosexuales que ejercían la prostitución callejera.
La reacción oficial fue excesiva y "todo el mundo entró en la misma bolsa". Al detener a transexuales o travestis sólo por su aspecto físico, algunos policías actuaron "desde la ignorancia y desde el prejuicio".
"Su actitud no respondía a la política ni a la ley, porque ésta no penaliza a una persona que se disfrace de otro sexo", precisó.
El Cenesex intervino y abrió un canal de comunicación con la policía y el Ministerio del Interior. Ha logrado acuerdos, por ejemplo, para capacitar en la materia a los efectivos del municipio Plaza de la Revolución, el centro comercial y turístico de La Habana, que es "la zona más conflictiva" en el caso.
A los policías "ya se les ha dicho que no pueden molestar a estas compañeras y nos dieron elementos de procedimiento para que ellas sepan defenderse, en caso de que un policía transgreda esa disposición".
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