viernes, marzo 03, 2006

Richard Stallman: "El único principio de los políticos de mi país es el bolsillo"

El creador del GNU y padre del software libre, pronuncia hoy una
conferencia en la Escuela de Ingeniería de Gijón «El único principio de los
políticos de mi país es el bolsillo»*

http://www.gnu.org/home.es.html

Aspecto desaliñado, barba larga y descuidada, con incipientes canas, mirada
clara y penetrante y caminar parsimonioso. Sólo el maletín, que cuelga de su
hombro, del que asoma un pequeño ordenador portátil, delata ante quién
estamos. Richard Matthew Stallman (Manhattan, Nueva York, 1953) fundador del
movimiento GNU y padre del software libre. Su sola presencia no deja
indiferente a nadie. Sus opiniones acerca de cómo debería ser la informática
trascienden esta disciplina y son balas contra el sistema, porque para él
cualquier programa puede ser usado, copiado, estudiado y distribuido
libremente. Sus admiradores le siguen como a un profeta y sus detractores,
especialmente las grandes multinacionales tecnológicas, lo ven como una
amenaza.

En privado, este físico por la Universidad de Harvard, gran amante de las
matemáticas, políglota y brillante programador, es afable y un gran
comunicador. Se considera dotado de un talento natural para la informática y
de una buena memoria, cualidades suficientes para facilitar su trabajo.
Asumió hace muchos años su papel de portavoz de un movimiento que aglutina
millones de personas en todo el mundo y, como buen predicador, exige, a todo
aquel que se acerque al personaje, un conocimiento exhaustivo de su obra. Su
obsesión por la libertad le hace prescindir de algo tan común como el
teléfono móvil y de evitar dormir en hoteles para que no conste su pasaporte
en el registro de huéspedes. Tras tanto tiempo por el mundo no se considera
de ningún lugar, aunque reconoce que le gusta mucho Cambridge
(Massachusets), lugar donde vive desde que comenzó su carrera hace treinta y
cinco años. Hoy ofrece una conferencia, a partir de las 11.30 horas, en la
Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Gijón, y hasta se han fletado
autobuses para oírle.

-¿Porqué promulgó, en el año 1983, el manifiesto GNU, pionero del software
libre?

-La única manera de usar ordenadores en libertad en una comunidad de seres
libres es con software libre. En aquel tiempo sólo había software privativo
(el que ofrecen empresas como Microsoft) y el usuario estaba bajo el dominio
del desarrollador del programa. Así que me puse manos a la obra y comencé a
desarrollar este proyecto sabiendo que me iba a llevar muchos años. Esa era
mi responsabilidad. Desarrollar software libre por un motivo ético.

-¿Cómo fueron esos comienzos?

-Muchas veces la libertad exige grandes sacrificios. Los comienzos fueron
duros, aunque no conviene exagerar la dificultad. Gracias al trabajo que
hicimos desde nuestra comunidad, hoy ya no hay excusas para rechazar el
software privativo. Hay aplicaciones libres para casi todo. Hoy ya no se
necesita hacer ningún sacrificio, como mucho alguna incomodidad.

-Usted habla del software libre como si se tratara de una religión o una
doctrina, ¿por qué?

-Observar los derechos humanos en un nuevo aspecto de la vida como es la
informática es un proceso muy largo. Para que tengamos libertad de prensa
tuvieron que pasar más de tres siglos desde la creación de la imprenta. Creo
que he descubierto unos derechos humanos del usuario de software, pero es
una idea nueva y transgresora. Las empresas tienen mucho poder y deciden qué
creencias son las normales. Para nuestro movimiento la meta de reemplazar el
software libre por el privativo es una cuestión ética, de respeto a la
libertad del usuario. Nuestra comunidad tiene un deber que es de ayudar a su
prójimo.

-Estas ideas fueron catalogadas de comunistas por parte de muchos de sus
conciudadanos

-No, pero es que no tiene nada que ver con el comunismo. El deber de ayudar
a tu prójimo existía milenios antes de Marx. Las religiones mayores del
mundo han promovido explícitamente esta idea . El espíritu de buena voluntad
y de ayuda al vecino es esencial para cualquier sociedad. Lo que he hecho yo
es aplicar esta idea amplia a la informática y reconocer que también en mi
campo la ética tiene consecuencias.

-¿Tiene usted problemas para expresar estas creencias en su país?

-Bastante. Es más fácil en España. No debe obviar que la empresa que más
gente tiene sujeta al software privativo, Microsoft, financió la campaña de
Bush antes de que éste robase su primera elección. Desde Washington hay una
orden de apoyar en todos los países el software privativo, especialmente el
realizado por la empresa de Bill Gates.

-Fuera de Estados Unidos ¿recibe su proyecto apoyos por parte de la
política?

-En algunos países como España sí. Ahí está el ejemplo de la Junta de
Extremadura que migró al software libre. También recuerdo hace un tiempo que
un senador de la derecha me dijo que la administración que no utiliza
software libre no es democrática. Me sorprende porque tanto la derecha y la
izquierda de mi país el único principio que tienen es el bolsillo. Hace
décadas podías conocer políticos honestos. Hoy no lo creo.

-Un enemigo muy peligroso para el software libre son las patentes, ¿no?

-Las grandes como Microsoft tienen miles de patentes, pero también las
pequeñas empresas tratan de patentar cada línea de código que escriben. Los
programadores no intentarán desarrollar grandes programas por miedo a
cometer algún delito y hay que tener en cuenta que un gran programa es un
compendio de cientos de ideas, si estás están patentadas no se podrá hacer
nada sin permiso.

-Su posición respecto al intercambio de archivos por internet parece
entonces clara.

-Es un asunto muy sencillo, el intercambio es un derecho humano y cualquiera
puede tener la libertad de copiar y compartir no comercialmente cualquier
obra publicada si es de software o cualquier obra de uso práctico. Si no es
de uso práctico, como la música, no deben ser libres en el mismo sentido,
pero sí tener la mínima libertad, esto es, la distribución no comercial de
copias exactas.

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