La advertencia de que el sistema político de Cuba se puede derrumbar tras la muerte de Fidel Castro volvió explícitamente durante una reunión de la alta dirigencia.
Y una vez más fue
el canciller Felipe Pérez Roque quien pidió a las futuras generaciones de
gobernantes de la isla que actúen desde ahora para evitar ese vuelco.
Igual que lo hizo hace tres años y medio, el ministro de Relaciones Exteriores
evocó la desaparición de la Unión Soviética hace 14 años como ejemplo. En
alusión a la muerte de Castro, Pérez Roque ubicó el momento clave "cuando esté
el hueco que nadie puede llenar y que tendremos que llenar entre todos como
pueblo".
A tres meses de cumplir 41 años, Pérez Roque es el más joven de los dirigentes
de primera línea en Cuba. Ex presidente de la Federación Estudiantil
Universitaria y ex integrante del Equipo de Coordinación y Apoyo del jefe de
Estado, fue designado canciller en 1999. Esta fue la segunda ocasión que habla
en público sobre la época post-Castro. Es decir, que volvió a tocar un tema
estratégico, por añadidura hipersensible en la isla, más allá de sus funciones
en el ministerio.
La primera ocasión fue el 25 de junio de 2002. Esta vez fue la noche del viernes
último. En ambos casos, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el
parlamento unicameral cubano.
La ANPP realizó la segunda sesión del año el jueves y el viernes pasados. En el
último turno de oradores habló Pérez Roque, para decir: "Un tema de fondo aquí,
que ha estado planeando en esta asamblea, es que el enemigo a lo que apuesta su
esperanza no es a la derrota ahora. Es después".
En ambos casos, el canciller ha partido de un escenario similar: Estados Unidos
ha renunciado a intentar derrocar el sistema político cubano en vida de Fidel
Castro, pero insistirá a la muerte del líder, quien ahora tiene 79 años.
Como antídoto, Pérez Roque planteó la vez anterior la defensa del sistema de
partido único y economía centralizada, la unidad política y la preservación de
las fuerzas armadas.
Esta vez tuvo como antecedente adicional el discurso de Castro del 17 de
noviembre pasado, en la Universidad de La Habana, donde el mandatario expuso la
tesis de que mientras Estados Unidos es incapaz de derrotar al sistema político
de la isla, los propios cubanos sí podrían llegar a ese desenlace, entre otros
factores, gracias a la corrupción.
Pérez Roque aseveró este viernes: "Creo que debemos prestar toda la atención a
ese llamado hecho por Fidel en la universidad, a esa frase no pronunciada
públicamente antes en la historia de la revolución: la revolución puede ser
reversible, y no por el enemigo que ha hecho todo lo posible por hacerlo, sino
por nuestros errores".
El canciller expuso entonces tres puntos en defensa del sistema:
1. Mantener la autoridad moral de la dirigencia con la conducta. Que haya "un
liderazgo basado en el ejemplo, en la autoridad que emana de la conducta
austera, de la dedicación al trabajo, de que nuestro pueblo sepa que los que
dirigen no tienen privilegios".
2. Mantener el apoyo de la mayoría de la población, "como lo tenemos hoy, no
sobre la base del consumo material, sino sobre la base de las ideas y las
convicciones". Aquí Pérez Roque recordó cómo los regímenes del socialismo real
se desplomaron en algunos casos en condiciones de bienestar económico.
3. Que no resurja una clase propietaria. "No podemos caer en ingenuidades. Al
final, el tema decisivo es quién recibe el ingreso: si las mayorías y el pueblo
o la minoría oligárquica trasnacional y pro yanqui". El canciller expuso que en
Cuba no habría una burguesía nacional patriótica, como pudo ser en otros países.
"En Cuba la burguesía fue siempre y sería otra vez, si la dejamos salir, pro
yanqui, pro trasnacional".
Pérez Roque planteó además la cuestión de la generación de jóvenes que nació o
creció bajo la crisis de los noventa, unos 2 millones y medio de muchachos que
"han conocido la época en la que en nuestro país se desarrollaron tendencias al
individualismo, al sálvese quien pueda", y tienen "más información y más
expectativas de consumo que los jóvenes que a principios de la revolución fueron
a alfabetizar".
"No debemos ignorar y no debemos subestimar que también hay entre nuestras
filas, en las filas de nuestro pueblo, simulación y apatía. Y hay modorra",
señaló el ministro.
Expuso que en la sociedad hay benevolencia frente a la corrupción y el robo de
bienes y servicios del Estado, "no sólo por las carencias que hemos vivido",
sino "por la falta de convicciones".
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