Washington, 26 Dic. ABN.- Las mayores cárceles de los militares
estadounidenses en Iraq están abarrotadas, y su vigilancia ocupa a más
de tres mil 700 soldados de este país, confirmaron este lunes
autoridades.
De acuerdo con el general John Gardner, responsable principal de las
penitenciarías en el país asiático, el Ejército de Estados Unidos
mantiene actualmente detenidos a unos 14 mil 500 prisioneros
considerados peligrosos, según reportó la agencia Prensa Latina.
El oficial adelantó que la mayoría de estos recintos serán transferidos
antes de 2007 a comisionados en Bagdad, aunque en una reciente
inspección, se hallaron evidencias de maltratos a prisioneros por parte
de las nuevas autoridades iraquíes.
Entregaremos las instalaciones y los reclusos cuando el actual
gobierno respete las normas adecuadas para tratamiento de convictos,
apuntó el general Gardner, quien fue citado por medios noticiosos.
La coalición agresora contra el gobierno de Saddam Hussein, liderada
por Washington, se inició en marzo de 2003. Hasta el presente, unos dos
mil 165 militares estadounidenses han muerto en esa contienda, y más de
16 mil fueron heridos.
A mediados del año pasado, la Casa Blanca respaldó la constitución de
un gobierno de transición en Iraq integrado por funcionarios leales a
Washington, justamente las mismas autoridades, ahora sospechosas, de
torturar a sus compatriotas prisioneros.
También, el embajador estadounidense en Bagdad, Zalmay Khalilzad,
informó que unos 120 prisioneros víctimas de abusos fueron hallados en
dos cárceles a cargo de las fuerzas de seguridad chiítas del Ministerio
del Interior.
Tras meses de controversias, un mar de críticas internacionales, e
intercambios de concesiones, la Casa Blanca alcanzó la pasada semana un
acuerdo con el congreso para abonar una interdicción contra la tortura
de prisioneros.
Fuentes legislativas indicaron que el senador republicano John McCain se
reunió con el presidente George W. Bush, como corolario del convenio
logrado entre ambos poderes políticos estadounidenses.
El pacto representa una derrota para el presidente George W. Bush,
porque durante meses, el Ejecutivo Nacional había rechazado el proyecto
de prohibir explícitamente el tratamiento inhumano, cruel o degradante
de detenidos acusados de terroristas.
Incluso, en octubre pasado, la Casa Blanca amenazó con vetar la ley, y
el vicepresidente Richard Cheney exigió a los senadores republicanos
excluir a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los estatutos
contra la tortura.
La enmienda presentada por McCain condena el trato cruel, inhumano o
degradante de cualquier individuo en poder de agentes federales de
Estados Unidos, sin considerar el sitio o país donde estuviese el sujeto
bajo custodia.
No obstante, funcionarios cercanos al presidente Bush fustigaron la
idea de McCain porque -alegan- "atará las manos del Jefe de Estado en su
lucha internacional contra el terrorismo".
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