sábado, febrero 18, 2006

Pinochet se creía el Mesías de los chilenos, afirma el juez que tuvo la osadía de interrogarlo, cara a cara

MADRID (AFP) - El ex dictador chileno Augusto Pinochet "llegó a creerse el Mesías de los chilenos", declaró el sábado al diario español El Mundo, Juan Guzmán, el primer juez chileno que tuvo la osadía de interrogarlo, cara a cara, en su domicilio.

Guzmán dijo que había aceptado interrogar en su casa a Pinochet, con la condición de que "ninguno de sus hijos estuviera presente, porque antes me habían insultado y yo no aceptaba trabajar en un clima hostil".

"La noche anterior no logré conciliar el sueño. Muchos de mis colegas y amigos me aconsejaron no cometer semejante desatino. Pero me asistía la convicción de que todas las personas son iguales ante la ley", afirmó.

Hijo de una familia de aristócratas, Guzmán explicó "que provenía de un medio social que consideraba que lo peor para Chile había sido el gobierno de Salvador Allende (....) y que los militares nos habían salvado de caer en una tiranía marxista".

Pero "lo primero que llamó mi atención fueron los vagabundos que aparecían baleados por violar el toque de queda. ¿Cómo lo iban a respetar si no tenían cuatro paredes donde guarecerse?":

El juez dijo que había encontrado fotografías de decenas de cadáveres; de hombres, mujeres y ancianos. "Todos habían muerto por disparos de armas de fuego. Algunos presentaban cerca de 20 impactos. No eran +guerrilleros+. A ojos vista se trataba de gente humilde", continuó.

Ante el comentario de que muchos oficiales torturadores "andan sueltos por culpa de algunos jueces", Guzmán explicó que quiso juzgarlos "bajo el mismo criterio con que los tribunales de Nuremberg procesaron a los jueces alemanes que toleraron los delitos cometidos en ese país durante la Segunda Guerra Mundial".

"Si la eutanasia y las persecuciones contra los judíos son crímenes de lesa humanidad, también figuran en esa categoría las torturas y las ejecuciones que se practicaron en Chile", sentenció.

Tras admitir que se sentía "incómodo", Guzmán dijo haber pedido perdón a los familiares de las víctimas de la dictadura "por no haber procesado a los soldados rasos que participaban en las ejecuciones. Hice, eso sí, una distinción entre aquellos que se limitaban a disparar y los que se ensañaban con los fusilados, sacándoles los ojos, por ejemplo".

Guzmán dijo haber sostenido la mirada de muchos delincuentes, "pero algunos oficiales que desfilaron por mi despacho me hicieron descubrir algo nuevo: un maquiavelismo frío, exento de escrúpulos".

"Matar es una cosa, torturar es algo que está más allá de la conducta de un asesino convencional. Si a mí me pregunta, preferiría morir antes que llegar a ese grado de inmoralidad", afirmó.

"Si alguna vez pensé que el presidente socialista (Allende) fue un inepto, ahora considero que la derecha dura, la plutocracia y Estados Unidos no lo dejaron gobernar. También hay que culpar a ciertos medios de prensa como El Mercurio por haber conspirado con los golpistas y por extender un tupido velo sobre los atropellos que se cometieron bajo la tiranía castrense".

Con la misma valentía, Guzmán critica la sociedad actual chilena. "Los chilenos hemos perdido la sencillez, que era una de nuestras virtudes más arraigadas. Ahora está mal visto servir en una fiesta empanadas y vino; hay que contratar un +catering+ con comidas exóticas".

Antes se consideraba "vulgar hacer ostentación del dinero, ahora no se habla de otra cosa, salvo a la hora de hacer la declaración de Hacienda", añadió Guzmán, quien recordó que "cuando estuvo en el poder la clase media hizo gigantescas aportaciones" (a la educación, a la previsión y a la salud), pero Pinochet "nos convirtió en una sociedad despiadada y la Concertación (alianza de centro izquierda que gobierna desde la restauración de la democracia) ha seguido más o menos el mismo camino", concluyó.

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