lunes, abril 10, 2006

Los italianos se acostaron sin saber quien ganó las elecciones

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Roma, 11 abr (EFE).- Los italianos se fueron a dormir sin saber quien ha ganado las elecciones generales, tras una tarde-noche trepidante que puso en evidencia una vez más el fracaso de los sondeos, que anunciaron una amplia victoria del centro izquierda, cuando los datos oficiales depararon un país netamente dividido.

A la espera de conocer los resultados finales, los parciales conocidos dan un Parlamento cuyo Senado ha ido a parar a la Casa de las Libertades, la coalición conservadora que lidera Silvio Berlusconi, mientras la incertidumbre es total en la Cámara de Diputados, en la que ganaba la coalición progresista La Unión, de Romano Prodi, por un porcentaje mínimo.

En la Cámara baja se disputa el triunfo al último voto. La ley electoral garantiza la mayoría absoluta a la coalición o partido más votado.

Basta un único voto más para que ese grupo reciba el llamado premio de mayoría, que le garantiza 340 diputados, de los 630 que conforman la Cámara.

Según la empresa de sondeos Nexus, que renunció al final a dar las proyecciones finales de estas elecciones, se habría producido un empate, por lo que habrá que esperar al recuento de los votos enviados por los italianos desde el extranjero para saber quien ha ganado.

Si al final el Senado va a la derecha y la Cámara a la izquierda, el Parlamento puede quedar bloqueado.

En las últimas horas se alzaron voces que pedían elecciones generales nuevas si se da esa circunstancia.

Todos los partidos esperan al último voto, en medio de la discreción y guardaron las alegrías para el momento.

Los mítines de triunfo esperan y todas las miras están en el palacio del Viminale, sede del Ministerio del Interior, donde se está desarrollando una de las noches más largas a la espera de resultados.

Los observadores no se han cansado de afirmar en las últimas horas que un empate es lo último que necesita el país, cuya economía está estancada, con baja productividad y poca competitividad.

Cuando a primeras horas de la tarde se aseguró la amplia victoria del centro izquierda, la bolsa reaccionó bien, pero el paso de las horas y la incertidumbre sobre el futuro no juega a favor y el mercado es muy sensible.

Y es que la gobernabilidad, en estas condiciones, no parece fácil. El Senado puede parar las leyes enviadas por la Cámara y en el reenvío y la vuelta los tiempos se pueden prolongar hasta el infinito y el país paralizado.

Romano Prodi y Silvio Berlusconi, de momento, callan, esperando que al final les sonría la suerte.

El ex presidente de la República el vehemente Francesco Cossiga no dudó esta noche en pedirle a los dos líderes que se echen a un lado y dimitan, tras acusarles de ser los culpables de la división creada en el país.

La izquierda echa la culpa a la ley electoral, aprobada hace solo seis meses por deseo de la coalición berlusconiana, que la preparó -según le acusa la oposición- con la mirada puesta en las elecciones de este fin de semana para ganarla a cualquier coste.

En estas horas también se habló de cancelarla y cambiarla. Pero de momento, las miradas y pensamientos sólo están en el Ministerio de Interior, para saber de una vez por todas, después de muchas horas, quien ha ganado.

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