lunes, mayo 08, 2006

Blair rechaza fijar su retirada del gobierno británico

Londres, 8 may (PL) Luego de la petición de un grupo de diputados laboristas de que establezca la fecha de su salida del gobierno, el primer ministro británico, Tony Blair, precisó hoy que fijar un calendario de su retirada paralizaría el país.

Con las filas cerradas de sus seguidores, pero abiertas de sus detractores dentro del laborismo, Blair se defendió como gato boca arriba al puntualizar en conferencia de prensa que su partida ahora del gobierno perjudicaría a Gran Bretaña.

Con ello dejó claro que no piensa abandonar por el momento la jefatura del ejecutivo, aunque indicó que habrá una transición del poder ordenada.

Las declaraciones del primer ministro se registran poco antes de un encuentro que tendrá con diputados de su partido laborista y el cual se augura caliente y en el que parece intenta tomar la ofensiva.

Tras la derrota sufrida en las elecciones municipales celebradas el jueves pasado un grupo de diputados laboristas circularon un comunicado en el cual pedían un calendario sobre el traspaso de poder.

En el documento otorgan un plazo de tres meses para que Blair presente un cronograma de una entrega digna y ordenada del cargo.

Ello es visto como otra presión al primer ministro para que ceda el puesto al titular de Economía Gordon Brown, considerado su relevo luego de anunciar que no pensaba cumplir su tercer mandato.

Las presiones también reflejaron el descontento con la remodelación del gabinete realizada por Blair, luego de conocer el resultado de los comicios en que los Laboristas quedaron en tercer lugar con 26 por ciento de los votos, mientras los conservadores alcanzaron 40.

De acuerdo con ello y las encuestas, en caso de registrarse una consulta popular general el partido gubernamental hubiera perdido igual.

Ante esa situación, los partidarios de Brown dentro de la organización temen que de seguir Blair en el poder se esfumen las posibilidades de la agrupación de alcanzar un cuarto mandato consecutivo.

Con la remodelación sorpresiva del gabinete, el jefe de gobierno intentó acallar las críticas por los escándalos protagonizados por más de uno de sus ministros, pero también ubicar en importantes carteras a los políticos más allegados.

Al panorama interno se sumó la difícil situación que enfrentan las tropas británicas en Iraq, donde el sábado último, en medio del disgusto de la derrota, la insurgencia derribó con un misil un helicóptero que causó la muerte de cinco soldados de este país.

Precisamente, la imagen del primer ministro comenzó a deteriorarse por involucrar a Gran Bretaña en la invasión y ocupación de ese estado árabe con un argumento falso, por lo cual llegó a ser calificado de mentiroso.

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