Los ataques contra vehículos se produjeron en 267 municipios, el doble que en 2004
Lo que en 1997 empezó siendo una "especialidad de Estrasburgo" se ha extendido desde entonces a todo el territorio francés. El incendio de coches la noche de fin de año, que debutó como violencia ritual en la capital alsaciana, ha afectado esta vez a 53 departamentos y 267 municipios, el doble que el año anterior. El número de coches que han ardido en una sola noche -425- ha superado en casi un centenar la cifra de la San Silvestre del año 2004. El aumento no se considera importante ante las previsiones alarmistas que circulaban tras los disturbios de 2005.
Las autoridades temían que las cifras de coches quemados fueran todavía superiores. Las previsiones alarmistas temían un fin de año caótico como epílogo de los disturbios urbanos que, entre el 27 de octubre y el 21 de noviembre pasados, conllevaron que 10.346 vehículos fuesen destruidos por las llamas.
Para evitarlo, las autoridades habían previsto un despliegue sin precedentes de agentes que, además, se beneficiaban de la vigencia del estado de emergencia, que suspende ciertas garantías y amplía los poderes de la policía. Está previsto que se mantenga en activo hasta el próximo 18 de febrero.
Un total de 25.000 policías, 3.000 agentes más que en 2004, patrullaron las calles de las ciudades y barrios más conflictivos. El número de detenciones -362 frente a las 272 que se produjeron el año pasado- prueba el celo de los funcionarios, impotentes sin embargo a la hora de evitar el incomprensible entusiasmo pirómano y antiautomovilístico de miles de jóvenes franceses.
No parece, sin embargo, que esa incapacidad para apagar toda esa violencia repercuta contra la popularidad del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, sobre el papel garante de la seguridad de bienes y personas.
La policía había recibido consignas de su dirección reclamando "firmeza" para "disuadir a quienes pretenden realizar actos violentos". Sólo en París patrullaban 4.500 agentes, que a pesar de las consignas del Gobierno y de la preparación no pudieron evitar incidentes graves junto al Sena.
"Estábamos muy inquietos con respecto a lo que podía suceder durante la noche", admitió el director general de la Policía, Michel Gaudin. "Todo se ha desarrollado aceptablemente", añadió, al explicar que 27 policías habían resultado heridos en el transcurso de la noche a causa del lanzamiento de proyectiles en París y Estrasburgo por parte de jóvenes no identificados.
"No hay que olvidar", añadió Gaudin, "que en los Campos Elíseos se reúnen hasta 500.000 personas y que se trata de una noche especial"; es decir, en la que el consumo de alcohol se dispara. En Toulouse también ardieron varios coches, en Burdeos detuvieron a un menor de 13 años cuando se disponía a incendiar un automóvil, mientras que en la ciudad de Orleans los comandos de vigilancia organizados por el Ayuntamiento con la ayuda de adultos dispuestos a jugar el papel de sustitutos de padres sirvió para tener una noche tranquila.
Tolerancia cero
Durante los disturbios que se produjeron entre el 27 de octubre y el 21 de noviembre fueron detenidas unas 3.000 personas y otras 2.200 han sido interrogadas o retenidas tras las investigaciones relativas a la violencia. Más de 800 condenas a penas de prisión han sido dictadas y varios procedimientos destinados a hacer posible la expulsión hacia su país de origen de personas implicadas en incidentes violentos siguen su curso.
El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, ha capitalizado esas operaciones en favor de su política de "tolerancia cero" y para formular en grandes líneas la que considera debiera ser la política francesa respecto a la emigración, "escogida y no impuesta", según sus palabras. Para Michel Gaudin, el despliegue de recursos legales y policiales "ha tenido un efecto disuasorio importante" con vistas al pasado fin de año.
Uno de los líderes de la derecha soberanista, el aristócrata conservador Philippe de Villiers, ha definido como "escandalosa" la presentación de los hechos efectuada por el Gobierno de Dominique de Villepin y ha considerado "desastrosa" la situación. "425 franceses pertenecientes a los sectores más humildes de la sociedad se han despertado en un nuevo año para descubrir que se habían quedado sin coche", señaló el líder conservador.
Para De Villiers, que compite también para quedarse con los electores a los que la avanzada edad de Jean-Marie Le Pen puede desviar de la intención de votar al ultraderechista Frente Nacional, el remedio pasa por lograr que "pare totalmente la inmigración".
Los socialistas contestan las cifras oficiales
Obviamente, para los socialistas el balance de la noche de San Silvestre debe contemplarse desde una óptica menos favorable. "En relación con el año 2004, el número de coches destruidos ha progresado en un 30%, y el de poblaciones afectadas se ha multiplicado por dos", dijo Julián Dray, uno de los portavoces del Partido Socialista, escandalizado por "la presentación tranquilizadora que el Gobierno hace de una violencia que ha alcanzado una importancia sin igual".
La noche de San Silvestre ha sido una de las más violentas de entre la vividas los últimos años. Según el PS conviene incluso poner en duda las cifras oficiales, pues "los datos que llegan de hora en hora aumentan la importancia de los destrozos". "La importancia de los daños acabará siendo mayor. La precipitación con que se han suministrado las cifras no es otra cosa que el síntoma de una puesta en escena pensada para ocultar la realidad", dijo Dray.
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