(IAR-Noticias) 03-En-06 - El imperio ruso de Vladmir Putín restablecía el martes los suministros de gas a Europa e intentaba "suavizar" diplomáticamente el bloqueo a Ucrania, abriéndole el grifo energético pero con cuentagotas.
Formalmente, Rusia acusa a Ucrania de desviar gas ilegalmente del gasoducto que cruza su territorio hacia Europa después de que la empresa rusa Gazprom cortara los suministros a Ucrania el domingo.
Posteriormente, países como Alemania y Serbia protestaron por el
corte del suministro y Washington advirtió a Moscú de que no utilizara la
energía como arma política.
"Con el fin de impedir una posible crisis
energética, causada por el uso ilegal de gas por parte de Ucrania, Gazprom ha
tomado la decisión de proporcionar una cantidad adicional de gas al sistema de
transporte de Ucrania", dijo la compañía en un comunicado.
"Subrayamos
que esa cantidad adicional no está destinada al consumo ucraniano pero
debe transitar por territorio ucraniano para los consumidores más allá de las
fronteras de Ucrania", agregó.
Kiev negó haber utilizado gas ruso pero
indicó que lo haría si las temperaturas bajaran.
Según informan las
agencias internacionales no hay señal de contactos o conversaciones para
resolver una disputa entre dos países vitales para la estabilidad
regional.
Ya son 13 los países afectados por la merma del suministro, y se espera que la crisis dispare aumentos en las facturas domiciliarias de gas.
Gazprom quiere llevar a niveles de mercado los precios que cobra a los antiguos aliados soviéticos.
La empresa estatal rusa Gazprom cortó el suministro a Ucrania después
de que Kiev rechazara la demanda de cuadruplicar el precio del gas, un
cambio notable respecto a los precios subsidiados que se mantenían de la era
soviética.
Rusia alega que ese aumento simplemente sitúa los precio en
línea con los niveles del mercado, mientras que Ucrania sostiene que el Kremlin
procura menoscabar un gobierno con tendencias más occidentales.
a disputa entre Rusia y Ucrania se presenta un año después de que la llamada “Revolución naranja” llevó al poder a un gobierno pro-occidental en Ucrania encabezado por Víktor Yuschenko.
En las elecciones ucranianas de noviembre de 2004 George W Bush (Washington) apostó a la suerte del candidato "liberal" Viktor Yuschenko (el actual presidente) , y Vladimir Putin (Moscú) dobló la apuesta por el candidato Viktor Yanukovych.
Putín, como buen estratega, esperó el invierno pasa pasarle la factura al ex banquero Yuschenko, cuya campaña fue financiada y dirigida por expertos del departamento de Estado norteamericano.
Llegado el frío, Rusia pasó de las amenazas al ataque frontal y cerró el grifo de las tuberías que llevan el gas a Ucrania, que ha optado, según afirman los rusos basándose en "datos operativos", por quedarse con parte del combustible destinado a Europa.
Europa recibe el 25 por ciento de su gas de Rusia. Moscú, desde la
era soviética, se ha erigido como un proveedor fiable de gas, una imagen que
procura consolidar como presidente del G8 de países
industrializados.
Gazprom dijo que enviaría 95 millones de metros cúbicos
adicionales de gas a Europa a través de Ucrania y que tenía previsto
restaurar el servicio normal a los clientes Europeos, pero no a Ucrania,
antes de la noche del martes.
El domingo, Rusia recortó el volumen que
fluye por el gasoducto en 120 millones de metros cúbicos al día.
El desacuerdo puso fin a diez años de subsidios postsoviéticos en forma de energía barata, algo que durante todo ese tiempo permitió al gobierno de Moscú mantener algo de influencia sobre las ex repúblicas soviéticas.
EEUU ha asegurado que la decisión rusa de suspender el suministro de gas a Ucrania crea "inseguridad" y alimenta los "interrogantes" sobre el uso de la energía como arma política.
Putin, por su parte, le está mostrando a Washington y a la Unión Europea, esponsores del gobierno ucraniano de Viktor Yuschenko, quién tiene la llave de la energía en Europa.
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