Río de Janeiro, 12 ene (PL) El gobierno brasileño está investigando la
denuncia del presidente venezolano Hugo Chávez de que Estados Unidos
vetó la venta a su país de aviones producidos aquí porque poseen
tecnología norteamericana.
El canciller Celso Amorim dijo anoche a un noticiero televisivo que
ya había recibido indicaciones de que ese problema estaba ocurriendo, y
agregó que, si se confirma, esa medida "es contraproducente".
Chávez denunció el martes último que, por el veto estadounidense, la
compañía privada brasileña EMBRAER no puede venderle a Venezuela un
lote de aviones Super Tucano que se usarían en entrenamiento de pilotos.
"Brasil está contra ese tipo de restricción, sobre todo porque no hay sanción del genero prevista en acuerdos internacionales", expresó Amorim.
Remarcó además que "los aviones que vendemos no tienen poder ofensivo para amenazar la seguridad de la mayor potencia del mundo".
Según las versiones difundidas aquí, el presidente venezolano dijo que debido a las presiones, la operación de compra de los aviones fue cancelada y que trató el tema con su colega brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.
Consultada por medios periodísticos locales, EMBRAER se limitó a decir que no comentará el asunto.
Con anterioridad el gobierno estadounidense había presionado contra la venta de armas a Venezuela para su defensa por empresas de Rusia y España, pero los gobiernos de ambos países decidieron soberanamente llevar adelante las operaciones concertadas.
"Aún necesito conversar sobre el asunto detalladamente con el presidente Lula", informó Amorim sobre el tema y enfatizó que "no se puede restringir una operación por causa de transferencia de tecnología".
El tema seguramente será abordado durante el encuentro que Chávez sostendrá en Brasilia el jueves 19 con Lula y el presidente argentino Néstor Kirchner, para tratar sobre la construcción de un gasoducto que enlazará a nueve países sudamericanos.
Los Super Tucano fabricados en Brasil están equipados con motores turbohélice fabricados en la filiar canadiense de la empresa estadounidense Pratt & Whitney.
Los aparatos poseen electrónica a bordo de cuarta generación, similar a la de los cazas más modernos, pero esta es de origen israelí, mientras los asientos eyectables son británicos.
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