Más de 40.000 hombres y mujeres se han alistado como voluntarios al «martirio» en defensa de Irán... Es el «muro de carne» ofrecido por los diez millones de «basiyíes»
TEHERÁN. «Somos más de diez millones de «basiyíes» registrados. Sabemos
montar armas con los ojos cerrados y estamos preparados para manipular
explosivos. Seremos el muro de carne humana que detenga a las tropas
invasoras, y los americanos saben que si se meten con Irán van a
iniciar la III Guerra Mundial porque, aunque quiten a nuestro gobierno,
cada iraní luchará hasta el final. Tendrán que matarnos uno a uno».
Hoyot Niki Maleki tiene 21 años y se ha graduado recientemente en
Ingeniería Eléctrica en la universidad más importante de Irán, Sharif,
donde forma parte del núcleo «basiyí». Lleva con orgullo el segundo
nombre del Mehdí, el duodécimo imán que esperan los chiíes como
salvador del mundo, y su vida tiene un único sentido: morir en la
defensa de su fe.
Los «basiyíes» -organización paramilitar creada por Jomeini durante
la guerra con Irak con el objetivo de promover los valores de la chía
en la sociedad- abrieron unas listas hace un mes, cuando el primer
ultimátum del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA)
estaba a punto de expirar. Estas listas se colocaron a la salida de la
Universidad de Teherán y cada viernes, después de la tradicional
oración, los fieles podían dar su nombre y alistarse como kamikazes.
Hoyot, como buen «basiyí», predicó con el ejemplo y puso su nombre
junto al de más de cuarenta mil personas, según las cifras del
movimiento fundamentalista.
Morir en defensa de la fe
«En estos momentos sigue abierta una lista simbólica para que se
apunte la gente que estaría dispuesta a convertirse en mártir. Yo mismo
estoy dispuesto a suicidarme por mi país y figuro en la lista, pero es
algo simbólico», matiza Hoyot. «Es un aviso a los americanos para que
sepan dónde se meten, si nos atacan no seremos cuarenta mil, sino
setenta millones de suicidas. Repito, si nos atacan. Somos una fuerza
de defensa. Creemos en la paz, pero si es necesaria la guerra para
lograr la paz, iremos a la guerra y moriremos, porque no hay nada más
grande que morir en defensa de la fe» añade Hoyot.
Los «basiyíes» siempre remarcan que sólo lucharán en caso de
recibir una agresión externa. Este planteamiento es el que, según
ellos, les separa de organizaciones terroristas como Al Qaida, que
atacan intereses occidentales por todo el mundo.
Ven al grupo de Bin Laden como un simple invento de los Estados
Unidos para desestabilizar Oriente Próximo e insisten en que ellos
nunca podrían operar de esa forma porque son «mensajeros de la paz y de
la seguridad».
Seguidores del líder espiritual iraní, Alí Jamenei, y bajo su
supervisión directa, este grupo fundamentalista considera que, pese a
las informaciones que llegan desde Irak, el islam está unido y tanto
suníes como chiíes contemplan la figura del imán Jomeini como el
unificador de sus creencias.
«El más claro ejemplo es que organizaciones suníes como Hizbolá, en
el Líbano, o el Yihad, en Palestina, trabajan con nosotros en perfecta
sintonía. Precisamente la ayuda de estos grupos será fundamental en
caso de ataque. No será una guerra convencional, los focos chiíes del
mundo se unirán en nuestra defensa y los hermanos del Líbano activarán
los 16.000 misiles que tienen apuntando a Israel, que es quien está
gobernando realmente en Washington», asegura Hoyot.
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