Protesta en la avenida Pennsylvania de Washington, frente a la Casa Blanca, organizada este fin de semana en rechazo a las políticas del presidente George W. Bush
Foto: AP
Nueva York, 5 de febrero. El presidente George W. Bush afirma que la misión de Estados Unidos en el cosmos es encabezar "la marcha hacia la libertad", pero esa misión, al parecer, está -como dicen en los círculos oficiales- "clasificada", o sea, sus detalles y tomas de decisión son secretas, quien las cuestione puede encontrarse enfrentado con toda la fuerza del gobierno, como descubrió hoy un famoso caricaturista. Una y otra vez, el gobierno de Bush ha rehusado -o intentado al menos- entregar documentos oficiales sobre sus decisiones internas al público, incluida la rama del gobierno definida como "la representación del pueblo": la legislatura.
Este ha sido el caso en torno a los documentos para la elaboración de su política energética, de la respuesta a los atentados del 11-S, a la formulación de justificaciones legales para la tortura, sobre la respuesta federal al desastre de Katrina, la filtración del nombre de la agente de la CIA en el caso de Valeria Plame, en torno a la presencia del cabildero Jack Abramoff -centro de un gran escándalo de corrupción política- en la Casa Blanca y ahora, de los documentos de la justificación para el programa secreto de espionaje doméstico.
Y para los disidentes, los que suenan las alarmas, los que critican, o se atreven a revelar algo dentro y fuera del gobierno, la respuesta es la descalificación personal, supresión, amenaza, y hasta represión. El propio presidente advirtió durante su informe a la nación esta semana que hay crítica permisible y crítica irresponsable: "hay una diferencia entre la crítica responsable que busca el éxito, y el derrotismo que rehúsa reconocer cualquier otra cosa más que el fracaso".
Protesta del ejército
El gran caricaturista editorial del Washington Post, Tom Toles, descubrió esto cuando el estado mayor militar envió una carta al rotativo protestando por el cartón publicado el domingo pasado. En la imagen aparecía un soldado herido con brazos y piernas recién amputadas en una cama de un hospital militar. Al lado el "doctor Rumsfeld (secretario de Defensa) escribe un informe y dice al herido: "voy a calificar tu condición como 'endurecido por batallas'".
Se refería a la respuesta de Rumsfeld a críticas de que el ejército estaba casi al punto de "quiebre" por las demandas por años de guerra en Irak y Afganistán. Rumsfeld rechazó esa aseveración y por el contrario afirmó que los militares estadunidenses están "endurecidos por la batalla" y son muy capaces.
La muy inusual carta está firmada no sólo por el jefe del estado mayor, Meter Pace, sino también por el vicejefe y los jefes militares del ejército, la marina, los marines y la fuerza aérea. La imagen, sostienen, es reprobable por dibujar así a los voluntarios que "defienden a la nación". Agregaron que "mientras ustedes (el Post) o algunos de sus lectores pudieran no estar de acuerdo con la guerra o su conducta, creemos que le deben a los hombres y mujeres, y sus familias que tan generosamente ofrecen su servicio a la nación, la decencia de no bromear sobre sus tremendos sacrificios físicos".
Toles respondió en entrevista con su propio periódico que su intención no era burlarse de los soldados y que los jefes militares no habían interpretado bien su caricatura, y "es un poco injusto que ellos den esa implicación en su lectura de la caricatura". Agregó que las malas interpretaciones siempre son un riesgo, "pero la única manera de evitar eso es dibujar caricaturas que no tienen impacto".
Mientras que este tipo de críticas contra la guerra son consideradas "irresponsables", por otro lado el gobierno prefiere que el público cuente sólo con información preaprobada, y por ello esta Casa Blanca es famosa por ser una de las menos transparentes en la historia moderna.
En vísperas de la primera audiencia legislativa para indagar la legalidad del programa de espionaje doméstico sin, como marca la ley federal, autorización judicial, el Departamento de Justicia se niega a entregar documentos oficiales del asunto solicitados por miembros del Comité Judicial del Senado. El gobierno de Bush insiste en que toda esa información ya se ha presentado vía los argumentos públicos expresados por el presidente y su procurador general Alberto Gonzales, quien será el único testigo del gobierno en las audiencias programadas para comenzar el lunes.
Sin embargo, algunos medios han detectado que hubo un agrio debate dentro del Departamento de Justicia por este programa, parecido al que hubo para justificar la tortura. Newsweek descubrió que los disidentes que objetaron estas políticas en la lucha "antiterrorista" fueron castigados en 2004. Entre ellos, estaba el director de la Oficina de Consejo Legal, Jack Goldsmith, y el entonces subprocurador general James Comey.
Según Newsweek, ambos consideraron que las justificaciones para el uso de tortura y también el programa de espionaje doméstico violan leyes y atropellan la Constitución. Goldsmith y Comey lograron revocar el famoso memorando para el empleo de tortura, y Comey rehusó a reautorizar el programa secreto de espionaje electrónico de comunicaciones, lo que culminó con un enfrentamiento directo con el vicepresidente Dick Cheney, según la revista.
Goldsmith renunció a finales de 2004 para asumir un puesto en la Universidad de Harvard y Comey lo hizo el el verano pasado; Newsweek informa que a otros integrantes de sus equipos se les negaron promociones como resultado de su renuencia para aprobar los deseos de la Casa Blanca.
Hay varios funcionarios, incluso de puestos muy elevados, que cuando se han atrevido a criticar las políticas y el proceso de control dentro del gobierno han sido descalificados; el caso más espectacular es el del embajador Joseph Wilson, cuya esposa fue agente clandestina de la CIA. El escándalo se produjo cuando funcionarios de la Casa Blanca filtraron el nombre de la mujer en un intento por descalificar a Wilson cuando éste reveló que una de las acusaciones por armas de destrucción masiva contra el régimen de Saddam Hussein carecía de pruebas.
El caso más reciente fue revelado la semana pasada, cuando el científico de más alto rango para asuntos climatológicos de la NASA acusó que el gobierno ha intentado suprimir sus declaraciones y presentaciones después de haber pronunciado un discurso en diciembre, donde insistió en que era urgente reducir las emisiones de gases, en particular hidrocarburos, vinculados al calentamiento global. Esta posición es contraria a la política oficial, y el científico James Hansen dijo que continuaría con sus declaraciones, ya que esta información es "esencial pues la preocupación pública es probablemente la única capaz de superar los intereses especiales que han ofuscado el asunto".
Pero entre la imposición de controles a la información federal, la renuencia y rechazo de entregar documentación al Congreso y los medios, y decisiones para asumir poderes ejecutivos mucho más amplios con la justificación, siempre, de que son "tiempos de guerra", se ha creado un nuevo clima en Washington, en el cual el gobierno pide a los medios y al público confiar en que sus decisiones son legítimas y para el bien del país sin necesidad de rendir cuentas a nadie.
Recientemente, el propio Bush, en un acto anual de humor para los poderosos y los ricos de esa capital, hizo varias bromas a su público, una era sobre la controversia por su programa de espionaje doméstico: "Saben, no importa qué tanto lo intente, uno nunca puede complacer a cierta gente. La mitad del tiempo dicen que estoy aislado y no escucho. Y cuando sí escucho, me dicen que necesito una orden judicial".
Mientras tanto, las autoridades continúan enfrentando y detectando toda amenaza, grande o pequeña. El director nacional de inteligencia John D. Negroponte ofreció una enorme lista de amenazas internacionales que enfrenta el país, entre ellas los líderes "populistas radicales" en este hemisferio. Por otro lado, esta semana el Servicio Secreto investigaba a un estudiante de secundaria en Rhode Island que escribió un ensayo como parte de su tarea que abogaba por la violencia contra el presidente Bush, ejecutivos de Coca Cola y Wal Mart. No fue arrestado, pero está bajo observación.
A la vez, el gobierno ahora enfrenta un dilema, ya que su misión para propagar la "libertad" y la "democracia" por todo el mundo, en particular Medio Oriente, está rindiendo frutos algo contradictorios a los deseos de Washington. El mismo caricaturista Toles publicó otro cartón sobre este tema: el presidente Bush está ante el podio preparando un discurso; atrás en una pared aparece pintado su lema "democracia". En las manos el presidente tiene unas hojas en las que se lee "Hamas, Irán, Irak". A su lado está un asesor a quien le pregunta "¿por qué siguen eligiendo locos", y el asesor le responde: "usted les ha estado diciendo que sigan el ejemplo de Estados Unidos".
En los próximos días, semanas y meses continuará este debate sobre el poder del ejecutivo, el equilibrio de poderes entre la Casa Blanca y el poder legislativo, el papel de la rama judicial, y la Constitución. O sea, algunos dicen que están en juego los principios fundamentales de la nación.
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