lunes, marzo 13, 2006

Bachelet ofrece una democracia participativa, incluyente y ciudadana

Santiago, 12 de marzo. La flamante presidenta chilena Michelle Bachelet culminó la noche de este domingo los festejos por su instalación en La Moneda con un corto pero vibrante discurso, en un gran acto artístico que reunió a unas 200 mil personas frente al palacio presidencial, advirtiendo que "no queremos individualismo, no queremos indiferencia".

Horas antes, Bachelet, quien inició su gobierno con un apoyo popular de 65.3 por ciento, asistió este domingo a un oficio religioso ecuménico en la catedral de Santiago, y visitó la tumba de su padre, Alberto Bachelet, víctima de la dictadura del general Augusto Pinochet.

Una encuesta divulgada por el diario El Mercurio encontró además que 85 por ciento de los chilenos considera que la gobernante hará su trabajo igual o mejor que su antecesor Ricardo Lagos, de la misma coalición de centro izquierda.

El apoyo a Bachelet supera 53.4 por ciento de los votos que obtuvo en la segunda vuelta de la elección presidencial de enero pasado, cuando derrotó al empresario derechista Sebastián Piñera, indicó el sondeo de la empresa Opina. Además, 83 por ciento piensa que el país progresará en estos cuatro años.

Consciente de las esperanzas y expectativas que despierta su gobierno y con la promesa de que no se repetirán errores del pasado, la presidenta definirá este lunes con sus ministros la agenda para concretar las 36 medidas para los primeros cien días de gobierno, que suponen un gasto inmediato de 350 millones de dólares. La prioridad es el reajuste de pensiones asistenciales y mínimas al menos a un importe de cien dólares mensuales.

También se espera el anuncio de la gratuidad de la atención hospitalaria para los mayores de 60 años. La idea es mejorar la protección social; la oferta de empleo, la seguridad social, la educación, especialmente la preescolar, y la atención en salud.

Visita la tumba de su padre

En este su segundo día de actividades, la presidenta visitó, acompañada de su madre, Angela Jeria y de sus tres hijos, la tumba de su padre Alberto Bachelet, un general de la fuerza aérea muerto en prisión durante la dictadura de Augusto Pinochet.

El padre de la mandataria murió en marzo de 1974, víctima de una falla cardiaca causada por las torturas a que fue sometido por sus propios compañeros de armas que meses antes lo arrestaron acusado de "traición a la patria".

El sábado, en su discurso tras asumir la jefatura de Estado, la mandataria tuvo un especial recuerdo de su padre. "Hay un homenaje que no puedo dejar de hacer. Un día 12 de marzo, hace 32 años, a los 50 años, falleció mi padre, Alberto Bachelet Martínez. Mañana (el domingo) estaré junto a él, pero sé que él está aquí conmigo".

Tras la visita al cementerio, Bachelet mantuvo reuniones bilaterales en el palacio presidencial con funcionarios importantes que concurrieron a las ceremonias de traspaso del mando, además de entrevistarse con el presidente electo de Haití, René Preval, quien pidió que no sea retirada la fuerza militar chilena, que forma parte de la fuerza multinacional desplegada por la Organización de Naciones Unidas para garantizar la paz después de la crisis política que en febrero de 2004 culminó con la caída del presidente Jean-Bertrand Aristide.

La ministra de Defensa Vivian Blanlo confirmó que Chile mantendrá en Haití su contingente militar de 600 hombres al menos hasta junio y evaluará una posterior reducción, tras lo cual podrá colaborar en la formación de la nueva policía.

Luego de estas entrevistas, la presidenta asistió a un acto ecuménico en la catedral de Santiago, tradición que impuso Salvador Allende cuando asumió el 4 de noviembre de 1970.

Tras un recorrido en un vehículo descubierto, Bachelet llegó al templo acompañada de sus ministros y embajadores, y en el que el cardenal Francisco Javier Errázuriz pidió para que "la concordia y la justicia se afiancen en ella mediante la sabiduría".

Por la tarde asistió a la fiesta ciudadana "Canta América, canta", en la Alameda, a escasos metros de La Moneda, en la cual participaron diversos artistas extranjeros, entre ellos el cantante y autor Gilberto Gil, actual ministro de Cultura de Brasil, con su hija Preta Gil; las mexicanas Julieta Venegas y Lila Downs; los argentinos Kevin Johansen y Pedro Aznar, y la colombiana Andrea Echeverri.

Ahí, Michelle Bachelet prometió llegar al 2010 con protección social para todos, educación desde la sala cuna hasta la universidad, democracia participativa, incluyente, de calidad ciudadana, que valore a todos, un país que preserve sus raíces y tradiciones, en la que haya suficiente trabajo pero no cualquier trabajo, en el que la naturaleza sea patrimonio de todos y se preserve, donde la cultura llegue a todos los rincones.

Cuando dos actores llamaron a la doctora socialista al escenario, miles de personas entre decenas de banderas del Partido Socialista y del Partido Comunista, comenzaron a gritar: "El que no salte es Pinochet" y luego a corear que "el pueblo unido, jamás será vencido".

Se regocijó por "un Chile alegre, que canta junto a sus hermanos latinoamericanos".

Luego, con la mano en el corazón, afirmó: "quiero dar gracias al pueblo que ha querido que yo sea la primera presidenta de Chile, sé muy bien que represento las esperanzas de millones de chilenas y chilenos. Represento la continuación y el cambio. Chile necesita fuerza de mujer, los chilenos entraron con una presidenta por las puertas de La Moneda".

"Es el comienzo de un nuevo tiempo, tiempo de todos", dijo y declaró que busca "un gobierno que se preocupe de los problemas de los chilenos. Cuántos seres queridos no pueden estar con nosotros esta noche, pero ese Chile dividido lo estamos dejando atrás. No olvidamos el dolor, no podría mancillar la memoria de tanto sacrificio".

"Hoy Chile es ya otro Chile. Hoy Chile canta y América canta con nosotros. Eso es lo que deseo, una cultura de vida, de amor. Gracias Violeta por tu arte, te recordamos con añoranza Víctor Jara", concluyó.

No hay comentarios.: