Bachelet toma distancia de los partidos políticos

Santiago de Chile, 1 feb (PL) Desconcertados aún por la composición del nuevo gabinete, la cúpula partidista evalúa hoy como lidiar a futuro con la presidenta electa, Michelle Bachelet, quien ya había advertido de una nueva forma de hacer política.

Aunque muchos lo dudaron, Bachelet cumplió con lo prometido durante su campaña y en los días siguientes a su elección: actuaría con independencia, formaría un gobierno paritario entre hombres y mujeres y en su administración nadie se "repetiría el plato".

El nuevo gabinete está compuesto por 10 hombres y 10 mujeres, y ningún ministro de Ricardo Lagos quedó, ni siquiera los titulares de Trabajo y Educación, Ricardo Solari y Sergio Bitar, quienes dejaron el gobierno para dirigir su campaña electoral.

En cuanto a independencia, los jefes de partidos supieron de la elección casi al unísono que el resto de la población, y ni siquiera fue Bachelet la encargada de comunicárselos, si no uno de los propios elegidos que lo hizo en su nombre.

Aunque en público todos han mostrado su apoyo, en privado admiten sentirse desconcertados con el hermetismo que la ex ministra de Defensa usó para configurar su equipo de trabajo y los criterios utilizados par elegir sus colaboradores dentro de cada partido.

En las colectividades la versión oficial respetó y valoró la forma en que la futura gobernante hizo uso de sus prerrogativas, pero se tomó nota también de que en los próximos cuatro años deberían aprender a convivir con el hecho de que no siempre serán consultados.

Junto con declararse disgustados por la decisión de Bachelet de usar a cabalidad sus atribuciones, los partidos tampoco ocultan su preocupación de que se haga del "hermetismo" una práctica habitual del futuro gobierno, sobre todo, en temas que le son relevantes.

En todos los conglomerados, si bien admiten se respetó la correlación de fuerzas internas dentro de la coalición, quedaron insatisfacciones, pues los elegidos, salvo contadas excepciones, no eran figuras de peso en sus respectivas nomenclaturas.

En la democracia cristiana, dividido en una fuerte lucha por el liderazgo, ninguna de las dos tendencias se sintió feliz, aún cuando fue el partido que más ministros aportó con siete.

Los llamados disidentes, seguidores de la ex canciller Soledad Alvear, celebraron que del denominado sector "colorín", que encabeza el presidente Adolfo Zaldívar, sólo entraron dos representantes: Martín Ziliac (Educación) y Laura Albornoz (Servicio Nacional de la Mujer).

Sin embargo, se quejan de que de sus filas no fuera escogido ningún disidente "duro". Mientras, en los "colorines" lamentan que faltaran nombres influyentes, pues de los elegidos ninguno era figura importante dentro del conglomerado.

El Partido por la Democracia (PPD), que junto a los Socialistas y los Radicales Social Demócratas (PRSD) integran el llamado progresismo de la Concertación, se considera el más golpeado al ver dos de sus principales figuras fuera de la carrera.

Se trata nada menos que de su propio presidente, Víctor Barrueto, quien no había repostulado a la Cámara de Diputados para ingresar al gabinete, y el ex ministro de Educación Sergio Bitar, que renunció a su cartera en el gobierno para apoyar a Bachelet en la segunda vuelta.

La mesa del partido se reunió ayer para valorar la situación y emitieron una declaración en la cual valoran la elección de Michelle Bachelet y se comprometen a trabajar por el nuevo gobierno, aunque no se apreció mucho entusiasmo en su texto.

Socialistas y radicales tampoco parecen satisfechos: los primeros están representados por cuatro ministros, pero ninguno era figura relevante en el partido. En el PS tenía la esperanzas de contar con Mario Marcel como ministro de Hacienda o Luis Maira como canciller.

Los radicales, aunque lograron un viejo anhelo de tener un representante en el comité político con la elección de Isidro Solís en la cartera de Justicia, han sido los más abiertamente críticos porque consideran que debían haber tenido una mayor participación.