LONDRES (AP) - El discurso del presidente George W. Bush sobre el Estado de la Nación fue recibido en el exterior como un intento obstinado de recuperar su popularidad con promesas poco realistas, especialmente la de acabar con la dependencia de Estados Unidos del crudo extranjero.
Activistas, dirigentes políticos y columnistas opinaron que el discurso del mandatario careció de ideas nuevas y de frases llamativas como "eje del mal".
Otros le aplaudieron por reconocer que debe acabarse la tendencia de consumir grandes cantidades de crudo debido a la baratura de su precio.
"Mucha gente se sorprendió, porque Bush era un industrial del petróleo. Pero ese industrial del petróleo es hoy el presidente y el presidente anda escaso de popularidad", afirmó Robert McGeehan, especialista en política exterior estadounidense en el Real Instituto de Asuntos Internacionales. "Los estadounidenses aman los automotores, y el elevado precio del crudo les ha afectado".
El diario francés Le Monde no cree que Bush pueda alcanzar su objetivo de reducir las importaciones petroleras del Medio Oriente en un 75% en las próximas dos décadas.
"Parece difícil que Estados Unidos alcance ese objetivo, ya que se calcula que Estados Unidos consumirá 26 millones de barriles de crudo diarios en el 2025, el 60% importados", agregó el diario.
El presidente de la OPEP Edmund Daukoru advirtió que no debe ser utilizado un enfoque "unilateral" ante el alza de los precios.
No obstante, activistas como Steven Sawyer, vocero de Greenpeace International, deseó suerte al mandatario en su empeño _ y espera que el Congreso estadounidense respalde ese plan con los fondos adecuados.
"La primera medida para encarar una adicción es reconocer el problema, por lo que se podría considerar esto el primer paso en un programa de 12 pasos", afirmó Sawyer. "Le deseo suerte. Es algo que debe hacerse desesperadamente".
Sin embargo, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad criticó a Estados Unidos, a quien consideró una "superpotencia hueca" que está "contaminada con la sangre de las naciones" e insistió que Teherán continuará su programa nuclear, que según la Casa Blanca aspira a producir armas atómicas.
Bush insistió que Estados Unidos debe continuar su campaña en Irak. Pero en las calles de Bagdad, residentes como Baqir Jaafar opinaron que el presidente norteamericano sólo busca provecho político.
"Estados Unidos no invadió Irak para ayudar al pueblo iraquí", declaró Jaafar, un empleado de Ministerio de Salud de 52 años de edad.
"Los estadounidenses vinieron por el petróleo y por sus propios intereses", agregó.
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