Monsanto "amenaza" que si no aprueban el maíz
transgénico en México se irá del país. ¿Y quién quiere que se quede? La
multinacional, que controla el 90 por ciento de los transgénicos
sembrados en el mundo, declaró esto a la revista Poder (25/11/2005).
Según Ernesto Fajardo, ejecutivo de la compañía, contrataron a la
agencia de relaciones públicas Estrategia Total (del cabildero Fernando
Lerdo de Tejada, ex vocero presidencial en el sexenio de Ernesto
Zedillo), "para limpiar su imagen".
Y vaya si hay para limpiar.
Monsanto no es la única trasnacional de agrotransgénicos, el resto lo
controlan Dow, Dupont, Syngenta, Bayer y BASF, que también tienen un
nutrido currículo de producción de agrotóxicos y/o medicamentos nocivos
a la salud, muertes, desastres ambientales y otras pequeñeces que
"afectan su imagen". Como si fueran imágenes en lugar de realidades.
Monsanto
comparte con Dow la fabricación del Agente Naranja, arma química usada
en la guerra de Vietnam. Pese a millones de dólares en "lavado de
imagen", millones de vietnamitas de la población civil siguen sufriendo
las consecuencias. En la segunda Asamblea Mundial de Salud de los
Pueblos (julio 2005, Quito), uno de los documentos más desgarradores
fue la presentación de cientos de casos de nietos de vietnamitas que
tienen deformaciones debido a las mutaciones genéticas que sufrieron
sus abuelos por el ataque con armas químicas.
Monsanto también
le dio al mundo la hormona transgénica BST (hormona somatotropina
bovina), cuyo uso está prohibido en la Unión Europea, Canadá, Australia
y Nueva Zelanda por los efectos dañinos en la salud animal y las
posibles consecuencias en los consumidores de esta leche. En Estados
Unidos, pese a reportes de daños graves e incluso muerte de animales,
fue aprobada gracias a que en el momento de la aprobación de la
hormona, dos investigadoras que habían trabajado con Monsanto en el
desarrollo de la hormona, "consiguieron" empleo en la agencia
reguladora y emitieron un informe de "inocuidad". Muy oportuno. Basado
en este informe altamente parcial, la BST se usa también en algunas de
las principales cuencas lecheras de México.
En Indonesia se
comprobó que Monsanto había sobornado a más de 140 funcionarios
públicos para lograr la liberación de cultivos transgénicos. La lista
de las maniobras legales e ilegales de Monsanto para seguir produciendo
tóxicos a sabiendas de que tenían fuertes impactos es mucho más larga
de lo que se nombra aquí. Uno de los casos que más claramente muestra
la "ética" de la multinacional es el juicio por muertes y daños graves
a la salud de más de 20 mil familias en Anniston, Alabama, Estados
Unidos. Monsanto y Solutia, una subsidiaria de éste hasta 1997,
produjeron en ese pueblo el químico PCB durante más de 40 años, pese a
que como se demostró en el juicio que las condenó en 2003, por décadas
Monsanto había recibido evidencias e informes periódicos de que estaba
contaminado gravemente las cuencas de agua e intoxicando a la población
del lugar. Monsanto tenía el monopolio de producción de PCB y decidió
ocultar los informes, porque los PCB le rendían enormes ganancias.
Esta
es la empresa que ahora dice que México va a "perder" si no se autoriza
el maíz transgénico. Con una serie de datos tan ciertos como los que
manejaba con la población de Alabama, Monsanto afirma que los
transgénicos aumentarán la producción y reducirán el uso de químicos.
Las estadísticas de Estados Unidos, principal productor de transgénicos
a nivel global, muestran lo contrario: en nueve años de transgénicos,
estos cultivos produjeron menos o igual que con semillas convencionales
y aumentaron considerablemente el uso de químicos, debido al
surgimiento de resistencias de malezas y plagas y a nuevos problemas de
cultivo por efecto de los transgénicos. Monsanto no menciona que además
ha hecho juicio contra cientos de agricultores por "uso indebido de
patente" cuando sus campos se contaminaron con transgénicos de sus
vecinos, y que esto es lo que espera a los agricultores y campesinos
mexicanos. Además de la potencial aplicación de la tecnología suicida
"Terminator", para asegurar su monopolio.
Monsanto afirma a
Poder que la contaminación no es problema, como "demuestra" el [fallado
pero útil] estudio de Sol Ortiz, E.Ezcurra, J. Soberón (et al),
afirmando que no encontraron contaminación en Oaxaca. (Sol Ortiz
elaboró el dictamen positivo del Instituto Nacional de Ecología para
que este año la Sagarpa diera la autorización -ahora revertida- a
Monsanto, Dupont y Dow a hacer experimentos de maíz transgénico en
México en campos de instituciones públicas). Según la empresa, este
estudio demuestra que los campesinos pueden "arreglar" la
contaminación, entonces "los que lo elijan" pueden plantar
transgénicos. Sólo que el "derecho de elección" es mentira: donde hay
transgénicos siempre habrá contaminación.
Lo más insultante es
la declaración que Monsanto hace a Poder, donde afirma que sin
transgénicos México quedaría "reducido a un simple museo del maíz". No
es ignorancia: es racismo. El maíz está y seguirá vivo, no en museos ni
bancos de genes, sino en las manos y campos de millones de indígenas y
campesinos que lo crearon y lo cuidan para bien de toda la humanidad,
que lo saben parte de su autonomía, su economía y su cultura, y que
justamente por eso, no permitirán que Monsanto ni los funcionarios a su
servicio lo ultrajen con sus transgénicos.
jueves, marzo 16, 2006
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