lunes, diciembre 19, 2005

Brasil: encuentro Lula-Chávez cerró semana intensa

Río de Janeiro, 17 dic (PL) El encuentro integracionista entre los presidentes brasileño y venezolano, Luiz Inacio Lula da Silva y Hugo Chávez, y sus denuncias contra la derecha, cerraron una semana inusualmente intensa para esta épóca en Brasil.

Ambos mandatarios se reunieron en el estado brasileño de Pernambuco para colocar la primera piedra de una refinería binacional que procesará 200 mil barriles de crudo diariamente y dará empleo a 10 mil personas durante su construción y a mil 500 cuando esté en funcionamiento.

"La derecha está implacable. Pero fuerza, Lula, coraje. Vamos al contrataque", afirmó Chávez, que calificó de hermano a su anfitrión y dijo que si fuera brasileño votaría por su reelección el próximo año.

Afirmó que aunque Estados Unidos está financiando a la oposición en su país y él es víctima de mentiras y difamaciones, está seguro de que será reelecto con más de 20 millones de votos en el 2006.

El gobernante venezolano insistió en que la integración es fundamental para el desarrollo de los países latinoamericanos y dijo que la refinería binacional se hará bajo un nuevo modelo de relación entre los dos países.

Remarcó la importancia del proyecto de construcción de un gasoducto que vinculará a Venezuela, Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, que dijo será hecho entre pueblos de América del Sur y servirá para promover la integración económica y social de estos.

Lula, por su parte, insistió en que su gobierno está sufriendo ataques semejantes a los que realiza la oposición venezolana contra Chávez, después de haber dicho la semana pasada que las fuerzas opositoras brasileñas tienen objetivos golpistas como los de aquella.

Tras apuntar que nunca imaginó que los ataques de la prensa contra Chávez pudieran ocurrir en un país democrático, señaló que "estamos viviendo en Brasil algo semejante", pues no existe preocupación "en saber si es verdad o no la denuncia" publicada.

Lula insistió en que sólo en el momento oportuno decidirá si buscará la reelección, y si lo hace será "para ganar otra vez", y si opta por no buscar un segundo mandato, escogerá a "un compañero para ganar la elección".

Los resultados de siete meses de continuados ataques de la oposición y la derecha brasileñas contra Lula, su gobierno y su Partido de los Trabajadores (PT) se reflejaron en otra encuesta difundida esta semana.

El sondeo de la firma Ibope ratificó el descenso del respaldo al mandatario para ser reelecto en el 2006, pues si las elecciones fueran hoy, sería vencido en el primer turno por el alcalde de Sao Paulo José Serra. Hace poco tiempo Lula lo derrotaba en segunda vuelta.

Quienes confían en el mandatario bajaron levemente, de 44 de cada 100 consultados en septiembre a 43 ahora, mientras los que desconfían subieron de 51 a 53.

La desaprobación al gobierno aumentó de 49 a 52 y la aprobación disminuyó de 45 a 42 entre ambos períodos analizados.

En estos resultados influyen los permanentes ataques de la oposición, la derecha y la llamada gran prensa a partir de denuncias de corrupción en una firma estatal y del uso de fondos no declarados en campañas electorales por el PT.

Voceros opositores han admitido que el objetivo de sus ataques es debilitar tanto al Presidente que este no tenga oportunidad de disputar la reelección, o lo haga sin perspectivas de triunfo.

Al respecto el Directorio Nacional del PT denunció en una declaración que "la oposición y las oligarquías" brasileñas buscan, con sus ataques, destruir "todo el patrimonio acumulado por la izquierda política y social en los últimos 25 años".

El texto dice que las críticas a Lula y a ese partido no buscan corregir errores, sino bloquear "nuestro avance rumbo a un Brasil democrático, popular y socialista" y se desarrollan mediante "una alianza entre la oposición y parte de los grandes medios de comunicación".

La dirección partidista dice tener "plena conciencia de lo que está en juego, tanto para Brasil como para América Latina: no permitiremos el retorno al gobierno federal de partidos comprometidos con el ideario neoliberal, con los intereses del capital financiero y de Estados Unidos".

Por ello, agrega, "empeñará todos sus esfuerzos para que la izquierda salga victoriosa en las elecciones de 2006", y puntualiza que la principal tarea del partido es reelegir a Lula Presidente.

La declaración hace un breve balance de algunos de los principales éxitos del gobierno en las áreas económica, social y de política externa, y dice que no teme a la investigación de los errores, pero exige que esta se extienda al gobierno anterior y a los dos partidos que lo integraron.

Junto con esto, aboga por modificaciones esenciales en la política económica seguida hasta ahora por el gobierno, como reducir las metas de superávit primario, bajar los intereses, aumentar las inversiones en infraestructura y políticas sociales y acelerar la reforma agraria.

De todo ello, la llamada gran prensa y la oposición centraron toda la atención durante la semana en los reclamos en el campo económico, para presentarlos como una presunta ruptura del PT con Lula, ignorando deliberadamente el irrestricto e imprescindible apoyo expresado a este.

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