miércoles, abril 05, 2006

Los "ciber-insectos", el nuevo invento militar del Pentágono

Washington 31 Mar. - Estas criaturas cibernéticas —mitad insecto, mitad robot— serían posibles gracias a la inserción de diminutos dispositivos en los cuerpos de insectos que vuelan, saltan o se arrastran mientras se encuentran en su etapa de larva o crisálida.

De esta manera los mecanismos insertados en los insectos en desarrollo se convertirían en parte de sus cuerpos y les permitirían con el tiempo ser movidos a control remoto.

Su tarea más inmediata sería la detección e identificación de la ubicación exacta de las bombas ocultas a los costados de los caminos en Irak.

El presidente George Bush anunció precisamente días atrás que su gobierno iba a invertir este año más de 3.000 millones de dólares para combatir la amenaza de los "dispositivos explosivos improvisados".

Bush agregó que parte de ese dinero será usado para convocar a los mejores cerebros del país, de modo de que aporten nuevas ideas sobre el tema.

El "insecto cibernético" es una de estas ideas. La semana pasada, la Darpa del Pentágono (Defence Advanced Research Projects Agency o Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa) pidió que haya licitaciones para este proyecto.

"La Darpa está a la búsqueda de propuestas innovadoras para la creación de tecnología que cree insectos cibernéticos, algo que se hará realidad a través de la integración de microsistemas a los insectos, durante sus primeras etapas de metamorfosis", asegura su aviso publicitario.

"En cada una de las etapas de la metamorfosis, el cuerpo del insecto atraviesa por un proceso de renovación capaz de curar heridas y reposicionar órganos internos en objetos extraños" asegura un folleto informativo de Darpa destinado a los inversores.

Este tipo de técnicas van a permitir que se establezca una conexión mucho mejor entre el microsistema y el sistema que adosar simplemente un microchip al abdomen de una abeja, avispa o cucaracha, en opinión de Darpa.

En experimentos anteriores, se entrenó a abejas y avispas para que identificaran el olor de los explosivos asociando el aroma al agua azucarada. Sin embargo, los insectos entrenados parecían tener otros objetivos en mente, o tal como indicó Darpa: "Los hábitos instintivos de alimentarse y aparearse les impedían comportarse de forma confiable".

La colocación de microsistemas en el insecto le permitiría en forma teórica ser controlado de forma remota. Un movimiento exitoso sería "lanzar un insecto hasta cinco metros de un blanco específico ubicado a unos cientos de metros" y "dejar que se quede allí quieto de forma indefinida o hasta que se decida otra cosa en contrario".

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